COVID-19: la niña y el humo

El viernes, sin que nadie lo esperara, habló la niña. No tenía más de 11 años. Vestía un polo celeste, llevaba el pelo suelto y cogía el micrófono como el más experimentado locutor. Dijo que fue al cielo con la misión de averiguar si era cierto lo que escuchó en una radio: que el martes 21 de abril sería el fin del mundo.

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