El pasado sábado 01 de junio inició oficialmente el segundo quinquenio de Nayib Bukele frente a El Salvador, tras haber vencido en febrero en unas elecciones que abiertamente estaban contra del mandato constitucional. Un evento político en el que no se escatimaron recursos comunicacionales para enaltecer la figura presidencial, su control institucional y su respaldo popular.
Entre los asistentes a esta nueva juramentación asistieron a la capital salvadoreña distintos mandatarios entre los cuales destacaron los presidentes Javier Milei, de Argentina, Rodrigo Chaves, de Costa Rica y el de Ecuador Daniel Noboa. Cabe destacar también la presencia del Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien expresó el apoyo de la administración Biden al “crecimiento y la prosperidad de El Salvador a través de una cooperación bilateral contínua”. Lo cual en cierta medidas, representa un gesto de reconocimiento ya que según datos oficiales El Salvador ha experimentado una caída de un 60% en la cantidad de migrantes hacia los EEUU.
En su discurso además de destacar los logros obtenidos en materia de seguridad, hizo énfasis también en la recuperación económica como eje principal de este segundo mandato. Ante lo cual anticipó que habrán medidas que pudieran significar una “medicina amarga” para los ciudadanos. En este sentido, cabría preguntarse ¿cuál será el tenor de estas nuevas medidas económicas, implicarán una mayor concentración de poderes a la que ya ostenta?