La semana pasada, Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno de España, sorprendió a la política española con una «carta a la ciudadanía» en la que se lamentaba contra las acusaciones hacia su esposa, Begoña Gómez, lo cual le motivaban a cuestionarse la continuidad en su cargo. Este movimiento inusual llegó después de que un juzgado de Madrid abriera diligencias por presunto tráfico de influencias contra su esposa. Un gesto inédito, que supuso la suspensión de su agenda gubernamental por cinco días para reflexionar sobre su futuro.
La carta recibió más de 40.000 respuestas y fue ampliamente difundida por la prensa nacional e internacional, generando asombro fuera de España debido a su rareza en la política europea. Se especula que esta maniobra, seguida por un anuncio de regreso con «energías renovadas», podría ser una estrategia para desviar la atención de esta investigación judicial por corrupción, teniendo en cuenta que además cuenta con una limitada base política parlamentaria y unas elecciones importantes en Cataluña y Europa a mediano plazo.
En medio de este panorama, se han convocado manifestaciones a favor y en contra de Pedro Sánchez frente a la sede del Partido Socialista Obrero Español. Mientras tanto, el Comité Federal del PSOE reunido sin la presencia de Sánchez, a cerrado filas en apoyo al su Secretario Nacional frente a las acusaciones de lo que consideran la «derecha» y la «ultraderecha» de querer desestabilizar al gobierno de coalición.
Estas acciones han generado preocupación en el poder judicial y la prensa independiente, especialmente ante las acusaciones de «golpismo judicial y mediático» difundidas por destacadas personalidades políticas. La solicitud de intervención en medios de comunicación públicos y el escarnio en redes sociales hacia el juez encargado del caso sobre Begoña Gómez, plantean serias interrogantes sobre las implicaciones políticas de una maniobra sin precedentes.
La carta recibió más de 40.000 respuestas y fue ampliamente difundida por la prensa nacional e internacional, generando asombro fuera de España debido a lo inusual de esta maniobra en la política europea. Se especula que este movimiento, seguido por un anuncio de regreso con «energías renovadas», podría ser una estrategia para desviar la atención de una investigación judicial por corrupción y las necesidad de reeditar nuevas victorias electorales.En este sentido, cabría preguntarse ¿qué implicaciones políticas tendrá esta inédita maniobra?