La experiencia regional con empresarios convertidos en presidentes ha demostrado los riesgos inherentes de entregar el poder a quienes provienen del mundo empresarial sin experiencia democrática previa.
La destitución de Dina Boluarte no es un hecho aislado, sino la confirmación del patrón de inestabilidad que marca a las presidencias latinoamericanas desde hace más de cuatro décadas.
De ser un país con récord de golpes de Estado a laboratorio del populismo andino, Bolivia enfrenta un nuevo punto de inflexión. La segunda vuelta presidencial marca el ocaso de la hegemonía del MAS y abre un escenario incierto: la élite política deberá enfrentar una economía al borde del colapso y el fantasma persistente de Evo Morales.
La ONU tiene en 2026 la oportunidad histórica de elegir por primera vez a una mujer como Secretaria General, rompiendo 80 años de exclusión. América Latina cuenta con líderes calificadas que pueden aportar legitimidad, igualdad y un liderazgo transformador.
Mientras Gustavo Petro busca proyectarse como líder regional desde la CELAC, la creciente crisis de seguridad y fragmentación política en Colombia cuestionan su capacidad de gobernar en casa.
En América Latina, más que democracias fatigadas, vivimos el agotamiento de los ciudadanos frente a regímenes que, bajo el disfraz electoral, pervierten los principios democráticos.