Cientista Político. Graduado en la Universidad Nacional Autônoma de México (UNAM). Diplomado en periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién.
La religión se ha vuelto un instrumento para reconquistar la fe de los votantes, fusionándose con el populismo para santificar la política y transformar la relación entre ciudadanía y líderes.
La erosión democrática no se limita al surgimiento de líderes populistas, la disminución de la participación electoral y el respaldo a figuras autoritarias. En varios países latinoamericanos, se observa cada vez más la creciente influencia de los militares sobre el poder civil.
Varios gobiernos han utilizado el argumento de los derechos humanos para abrir la puerta a la reelección indefinida. Pero principalmente se trata de líderes personalistas y autoritarios donde los pesos y contrapesos del sistema democrático han sido capturados o erosionados.
2024 será un año definitorio para la democracia en la región. El Salvador, Panamá, República Dominicana, Perú, México y Uruguay escogerán a un nuevo presidente y serán los encargados de delinear la tendencia política de América Latina.
Muchos presidentes de la región han emprendido en los últimos años ataques contra instituciones que no se alinean a su órbita de poder y el poder judicial es una de ellas.
La democracia de audiencias se entiende como el modelo en el que los partidos y agenda de gobierno son relegados a un segundo plano a medida que el candidato gana relevancia por su estridencia política.
En las últimas décadas, el pluralismo en distintas naciones está siendo amenazado, no solo por el autoritarismo y el populismo, sino también por el crimen organizado y la violencia.
Las relaciones entre la Suprema Corte de Justicia mexicana y los poderes Ejecutivo y Legislativo en México se han tensado a partir del anhelo del presidente de una reforma electoral.