La estrategia global de estos actores reclama un esfuerzo intelectual para pensar nuevos conceptos y ajustar los existentes a un mundo en devenir acelerado.
Desde que Lula ganó las elecciones, Brasil ha buscado recuperarse de una imagen internacional erosionada por la agenda del expresidente Jair Bolsonaro.
El BRICS ha sido una de las plataformas centrales del gobierno Lula, a través de la cual busca avanzar en la idea de una mayor participación y representación de los países del Sur global en el proceso internacional.
En la reciente cumbre celebrada, el grupo formalizó su invitación a seis nuevos miembros: Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán, consolidando así su carácter geopolítico.
El actual contrapunto entre el G7 y la OTAN, por un lado, y los actores euroasiáticos y los BRICS, por el otro, no configura un pronóstico alentador para la paz y la estabilidad mundial.