Hay 33 años de diferencia en esperanza de vida entre el país más longevo y el más vulnerable. No es porque el primero tenga hospitales más modernos; es porque tiene sociedades más justas.
Deberíamos dar la bienvenida a la oportunidad de descentralizar la OPS de Washington, D.C., reimaginando sus funciones básicas para atender más adecuadamente las prioridades de los países donde más se necesita.