Coautores Camellia Kodia, Jihye Hwang, Rebecca Barnes
Con frecuencia, las personas más vulnerables y afectadas por el cambio climático no son incluidas o consideradas al construir y priorizar proyectos de investigación y agendas científicas. Pero para afrontar el cambio medioambiental del mundo, en diferentes sectores ha surgido un enfoque de la ciencia transdisciplinaria que trasciende las líneas disciplinarias. Este enfoque pretende cocrear conocimiento científico con la participación de las diferentes partes interesadas y afectadas en y por el problema a través de procesos colaborativos.
La ciencia transdisciplinar (TD) busca el esfuerzo integrado de científicos de diferentes campos, incluyendo organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, pueblos indígenas y comunidades locales, industrias, empresas y todas las partes interesadas y afectadas. Y el objetivo es crear soluciones conjuntas y diversas que puedan aplicarse a la realidad y generar conocimiento amplio, integral e inclusivo.
Así, es fundamental el papel activo y protagónico de los interesados para que, más allá de los límites académicos, puedan surgir formas alternativas de conocimiento. El objetivo de la ciencia de la TD es fomentar la confianza, la apertura y la colaboración para que académicos, profesionales y otros puedan trabajar juntos para descentralizar las fronteras académicas y cocrear conocimientos y ciencia tanto apropiados como pertinentes en función de los retos medioambientales a los que nos enfrentamos actualmente.
Aunque todavía es un campo emergente, hay buenos ejemplos de utilización de este enfoque transdisciplinar para la creación de ciencia. Las acciones de investigación colaborativa (CRA, por sus siglas en inglés), del Foro Belmont, son iniciativas internacionales cuyo objetivo es la creación conjunta de ciencia transdisciplinar, con el propósito de aportar conocimientos que permitan comprender los cambios medioambientales globales, aplacarlos y adaptarse a ellos.
El Consorcio SAM (Guiding the Pursuit for Sustainability by Co-developing a Sustainable Agriculture Matrix) y NICH-Arctic (From Nunavik to Iceland: Climate, Human and Culture through time across the coastal ―sub― Arctic North Atlantic) son dos ejemplos de ello.
El Consorcio SAM emplea un enfoque de TD para integrar componentes biofísicos y socioeconómicos a escala nacional, con el fin de desarrollar indicadores para medir la agricultura sostenible desde las dimensiones medioambiental, económica y social en países de todo el mundo. SAM pretende servir de plataforma para el diálogo entre los distintos interesados en la agricultura, a fin de recopilar y construir datos a escala nacional sobre los factores socioeconómicos y ecológicos para cuantificar y visualizar las repercusiones de la producción agrícola actual en su sostenibilidad futura.
iFarm, por otro lado, es una plataforma implantada en cuatro institutos y dos universidades, que permite a los estudiantes de bachillerato y licenciatura participar en investigaciones sobre agricultura sostenible, y adquirir valiosos conocimientos informáticos.
Del mismo modo, NICH-Arctic pretende explorar las interacciones entre la cultura y el medio ambiente en respuesta al cambio climático en el Atlántico Norte subártico. El proyecto investiga la posible relación entre el cambio climático y las transiciones culturales ocurridas en Nunavik, una región del norte de Canadá, e incluye disciplinas como la climatología, la arqueología y el trabajo cultural. Gracias a esta colaboración, fue posible documentar los cambios climáticos, la ocupación humana y el medio terrestre y marino en la región de Kangiqsujuaq.
A pesar de los importantes avances y resultados de la ciencia de la TD, han surgido algunos retos a lo largo de su desarrollo como las dificultades para involucrar a algunos de los interesados, debido a la falta de información, la incomprensión del problema, la necesidad de apertura para comprender los sesgos de la experiencia, el tiempo para abrir el diálogo entre el personal académico y otros, y esquemas de financiación inadecuados para permitir la participación.
Por ello, es esencial encontrar formas de animar a la gente a hablar y compartir sus ideas, perspectivas y conocimientos, porque todos son importantes para crear (conjuntamente) soluciones que funcionen para todos. Por tanto, es clave abrir más espacios, a fin de seguir creando las condiciones para que la ciencia de la TD crezca y evolucione en consonancia con la actual crisis medioambiental.
En este contexto, el congreso SRI, que se hará en junio en Panamá, fue concebido como un evento para reunir a la comunidad de investigación sobre el cambio ambiental (en el mundo) transdisciplinario (TD) y proporcionar un espacio para investigadores transdisciplinarios y otros, con el propósito de compartir sus avances y participar en la interfaz ciencia-política-sociedad.
Autor
Ingeniera Ambiental con especialidad en Cambio Ambiental y Desarrollo Internacional e interés en el interfaz Ciencia-Política. Miembro de OWSD Bolivia y actual IAI STeP Fellow en el Belmont Forum.