Una región, todas las voces

L21

|

|

 

Trump y la deriva autoritaria: ecos del fascismo en la democracia estadounidense

Trump avanza con paso firme hacia una deriva autoritaria que amenaza los pilares fundamentales de la democracia estadounidense.

Trump está avanzando a pasos agigantados hacia un destino muy oscuro para la democracia. En el último mes, ha radicalizado sus frentes. En el frente externo, intensificó su accionar y, por ahora, ha zafado de la posibilidad de participar como actor principal en una guerra de consecuencias imprevisibles en Medio Oriente. En América Latina su promesa de castigar a Brasil por el proceso judicial a Jair Bolsonaro representa una forma clara de meterse en política interna a la vez que defiende la legitimidad de su propio pasado golpista en la persona de su imitador brasileño. Un ejemplo más de sus ataques a la independencia de poderes y al sistema democratico con evidentes dimensiones globales.

A esto se suma la imprevisibilidad de su política económica, en particular la guerra de tarifas, basada en un mercantilismo de escasa calidad intelectual; las mentiras sobre las cifras de desempleo; y la “hermosa” ley de Trump, aprobada en tiempo récord, que augura tiempos de mayor desigualdad económica y un déficit gigantesco.

También se destaca el aumento récord del presupuesto del ICE y su capacidad carcelaria (170 mil millones de dólares), cuyos agentes —encapuchados, vestidos como soldados de élite y armados hasta los dientes— arrestan tanto a inmigrantes indocumentados como a ciudadanos en escuelas, lugares de trabajo y tribunales.

A esto se suman actos de confusión entre lo público y lo privado que afectan directamente la fortuna del clan familiar de Trump. Comparados con los casos de corrupción en América Latina, los números resultan extravagantes. En los primeros tres meses de su presidencia, Trump incrementó su fortuna personal en 3 mil millones de dólares mediante dudosas ventas de criptomonedas “Trump” e inversiones de fondos estatales provenientes de Medio Oriente en la empresa familiar.

En cualquier otro país, si un presidente gana incluso menos de mil millones de dólares al mes, la palabra “corrupción” forma parte del análisis cotidiano. Sin embargo, Trump ha promovido abiertamente estos negocios y muchos aceptan la explicación oficial: lo hace en su tiempo libre, y aprovechar su posición en la Casa Blanca para generar riqueza no representa, según sus defensores, un problema.

Todas estas situaciones —la glorificación de la violencia y la guerra, la corrupción, y el descalabro de la previsibilidad económica— están interrelacionadas, especialmente con el último frente abierto por Trump: el interno. En este ámbito se está produciendo una escalada aún más rápida contra los pilares de la democracia.

De todas estas crisis, lo que convierte a Trump en una rara avis entre los presidentes de Estados Unidos no es solamente el beneficio económico personal o la crisis institucional, sino su voluntad monárquica o autocrática, que contradice la esencia misma de las normas constitucionales, tal como fueron entendidas históricamente.

Para decirlo más claramente: la percepción entre numerosos analistas de la política estadounidense es que Trump está profundizando su tendencia al fascismo. Me sumo a este diagnóstico como historiador especializado en el fenómeno. En tiempos recientes, Trump ha intensificado aún más su combinación de política y guerra mediante la clásica práctica fascista de militarizar la política.

También hemos presenciado una escalada represiva en California, combinada con una abierta glorificación ideológica de la violencia contra la oposición. Basta pensar en el presidente de la Cámara de Representantes, quien expresó su deseo de desprestigiar al gobernador Gavin Newsom mediante un linchamiento público más propio del Far West legendario que de una nación seria. Este jefe legislativo sugirió literalmente “embadurnarlo con alquitrán y emplumarlo”.

La inauguración de una cárcel para inmigrantes en los pantanos de Florida, denominada Alligator Alcatraz o “el Alcatraz de los caimanes”, cuya premisa —según el propio Trump— es que los animales se coman a los prófugos, constituye otro ejemplo de la glorificación de la violencia extralegal en una sociedad que parece abandonar su modernismo.

El llamado “desfile de Trump” debe entenderse también en el contexto de la crisis —y posible colapso— de la democracia en el país. Fue un ejemplo de culto autoritario al líder. En un clima de extrema polarización y demonización del otro, también han ocurrido asesinatos políticos “en solitario”, como los recientes casos en Michigan. Poco se sabe aún sobre las motivaciones del asesino, pero las respuestas del movimiento MAGA y el trumpismo resultan profundamente alarmantes.

En un país democrático, no debería haberse celebrado un desfile de cumpleaños disfrazado de aniversario militar. En todo caso, dada la gravedad del contexto, dicho evento debió haberse cancelado. Aunque fue un fracaso en términos de asistencia, Trump intentó utilizarlo para reforzar la ecuación entre su figura y el Estado, en particular con las fuerzas armadas. Como contrapartida, se registró una masiva respuesta de protestas pacíficas “antimonárquicas”, que dejaron en claro que su accionar va en contra de los valores democráticos fundamentales del país.

Los historiadores no somos adivinos, pero basándome en la evidencia de los fascismos pasados y presentes, creo que presenciaremos una escalada aún mayor en todos los frentes característicos del autoritarismo: más violencia y militarización, mayor demonización y represión, aumento de la propaganda, ataques a la prensa independiente, debilitamiento del poder judicial y desmantelamiento de las instituciones republicanas. Esperemos, también, ser testigos de una resistencia pacífica cada vez más fuerte frente a estos intentos de destruir la democracia estadounidense.

Autor

Otros artículos del autor

Profesor de Historia de New School for Social Research (Nueva York). Fue profesor en Brown University. Doctor por Cornell Univ. Autor de varios libros sobre fascismo, populismo, dictaduras y el Holocausto. Su último libro es "Brief History of Fascist Lies" (2020).

spot_img

Artículos relacionados

¿Quieres colaborar con L21?

Creemos en el libre flujo de información

Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo la licencia Creative Commons.

Etiquetado en:

COMPARTÍR
ESTE ARTÍCULO

Más artículos relacionados