Nunca antes una campaña electoral en Estados Unidos había enfrentado tantos cambios en tan poco tiempo. La pregunta que persiste es si los demócratas podrán reorganizarse de manera efectiva y evitar el regreso de Trump.
En lugar de confiar en las fuerzas del mercado, las economías occidentales han apelando al intervencionismo del estado para proteger sus industrias y sus mercados, tanto ante la crisis del 2008 como otras más recientes.
El gobierno estadounidense interviene en la implementación de políticas públicas en Brasil al financiar y estructurar los servicios de asistencia a migrantes, limitando el acceso a dicha asistencia a ciertas nacionalidades y segmentando el acceso a sus derechos.
La presencia en América Latina de China, Irán, Rusia o cualquier otro actor no occidental no tiene por qué ser el único propósito de la política exterior de Estados Unidos para América Latina.
El estilo y la retórica de Trump durante su presidencia fue imitado por Milei y Bukele, y el expresidente Bolsonaro durante sus campañas. Y ahora, son estos quienes podrían influenciar la candidatura de Trump entre los votantes latinos.
En caso de guerra abierta entre los EE. UU. y China, que no escale a nuclear estratégica, las economías de guerra de los dos países estarían en una relación desfavorable para los americanos, y en general para todo el bloque de sus aliados.