En El Salvador, la democracia ya no puede ser interpretada en su sentido original, como un sistema con contrapesos que permitieran opiniones divergentes. Con la actual mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa, se ha eliminado la separación de poderes.
Ya está todo listo para el 4 de febrero con una propaganda oficialista rodeada de palabras como “proceso democrático” y donde podría anticiparse a un claro ganador: Nayib Bukele.