La oposición democrática no enfrenta únicamente el reto de canalizar demandas sociales fragmentadas: enfrenta un marco legal punitivo diseñado para impedir su consolidación.
Cuando el voto no tiene consecuencias no hay incentivos para la participación. Los venezolanos decidieron abstenerse en las elecciones regionales y municipales.
Si a través de las elecciones se pudiera erradicar la corrupción y solucionar los problemas políticos y sociales más urgentes, casi todos los países de América Latina serían desarrollados.
Si en las elecciones de octubre, cuando muchas provincias renovarán diputados y senadores, el gobierno visibiliza la figura del presidente en la campaña, el voto económico, en un año de crecimiento, podría jugarle a favor.
Evidentemente las elecciones legitiman a los gobiernos, pero detrás están los procedimientos técnicos sin los cuáles ninguna elección puede considerarse democrática.
En el país andino se ha oficializado una cifra récord de fraccionamiento partidario. En total, 43 partidos políticos fueron habilitados para postular a la Presidencia en las próximas elecciones.