De cara a las elecciones generales del 17 de agosto, más de una docena de precandidatos a la presidencia prometen resolver la crisis económica y sacar al MAS del gobierno.
Las elecciones judiciales no despiertan expectativa porque la gente está persuadida de que, gane quien gane, la justicia no se hará más competente, más rápida y más honesta sino todo lo contrario.
La compleja situación en la que se encuentra el presidente, sumado a una intentona golpista con pocas probabilidades de éxito liderada por un afín ideológico del gobierno ha generado dudas en ciertos sectores.
Todo golpe necesita un cierto grado de aprobación de la ciudadanía para ser exitoso, un mínimo nivel de legitimidad del que la movida de Zúñiga carece.
Arce busca distanciarse del estilo populista de Morales con una estrategia de escasa aparición en los medios, proyectando una imagen ejecutiva y de trabajo.