Frente a la crisis planetaria del Antropoceno, las respuestas más potentes no vienen de las cumbres globales, sino de los territorios que reinventan el futuro desde abajo.
La mejor vía para detener el incremento de temperatura global es reducir la acumulación de dióxido de carbono, pero los negacionistas y gobiernos que podrían conducir el cambio no están dispuestos a hacer el sacrificio.
La sequía es y seguirá siendo una amenaza, pero no estamos indefensos. Con conocimiento compartido, alianzas estratégicas y diplomacia científica, la región puede no solo mitigar sus efectos, sino también preparar el terreno para una transformación profunda.
El Caribe se encuentra en un momento histórico: continuar por un camino de degradación o construir una economía azul regenerativa basada en el cuidado de las personas y los ecosistemas.
Los servicios ecosistémicos, que son los beneficios que la naturaleza proporciona a las personas, dependen de la conservación, el uso sostenible y la restauración de la naturaleza.
Poco se habla de los riesgos financieros para el país y mucho menos del peligro de extinción de la humanidad que supone seguir apostando por el petróleo.