Más que ecosistemas, los manglares son un escudo vital para millones de personas en el Caribe: protegen comunidades, sostienen economías y guardan la llave de la resiliencia climática. Su protección emerge como prueba crucial de voluntad política y cooperación regional.
Tres grandes dinámicas están impactando en la región: la ecológica, asociada al cambio climático; la comercial, relacionada con el desarrollo de nuevos flujos legales y criminales; y la económica, vinculada a la explotación de nuevos recursos.
El Caribe se encuentra en un momento histórico: continuar por un camino de degradación o construir una economía azul regenerativa basada en el cuidado de las personas y los ecosistemas.