La erosión del respaldo a los partidos tradicionalmente dominantes en las elecciones municipales ha abierto múltiples espacios para agrupaciones emergentes que aprovechan para disputar y convertirse en agrupaciones competitivas a nivel local.
Costa Rica ha roto con ciertas prácticas del pasado como el bipartidismo y la pervivencia de una clase política tradicional y se ha sumergido plenamente con los nuevos tiempos de la política que han diluido los marcos relativamente estables existentes hasta hace pocos años.
Reproduciendo el modo de selección de personal de las entidades privadas, Chaves busca conformar un gobierno más allá del sistema de partidos y sin priorizar el programa de gobierno con el que acudió a las elecciones.
Pese a las llamadas de atención acerca de los comportamientos confrontativos de Chaves, la mayoría de la población, molesta con el statu quo, ha considerado que sus modos desafiantes tienen más probabilidad de cambiar la situación del país.
Las encuestas siguen dando como vencedor al exministro Rodrigo Chaves frente al expresidente José María Figueres, pero la distancia se ha acortado, mientras que han surgido grupos que llaman abiertamente a la abstención.
Ha aparecido un mesías que cuenta con las soluciones para resolver los problemas del país. Apalancado en un manejo casi virtuoso de las redes sociales y cargado de verdades a medias, Chaves se presenta como alternativa viable, y capitaliza el descontento.