El segundo mandato de Donald Trump consolida un giro negacionista frente a la crisis climática, impulsado por el lobby petrolero, que amenaza con retrasar la transición energética global mientras China avanza en el liderazgo verde.
La política exterior de Estados Unidos sigue confiando en la coerción, pero al ignorar las dinámicas internas de sus socios termina generando resistencia, nacionalismo y pérdida de influencia en la región.
El ataque naval de EE. UU. frente a Venezuela marca no solo una escalada militar en la región, sino también el desmantelamiento del orden internacional liberal y el retorno a la coerción unilateral de Washington.
El 4 de julio de 2025 marca no solo una efeméride nacional, sino un retrato incómodo del presente político, científico y diplomático de Estados Unidos bajo el segundo mandato de Trump.