Los resultados de las elecciones pueden verse como una reacción antiprogresista que ya venía mostrándose en la opinión pública, según las encuestas, y en el comportamiento de las audiencias.
Las nuevas "relaciones carnales" entre Argentina y Estados Unidos no son un simple retorno al pasado, sino el reflejo de un contexto global profundamente transformado.
El Muro se convirtió en una fijación nacional, capaz incluso de superar las diferencias entre los gobiernos republicanos y demócratas, convirtiéndose en una institución del Estado norteamericano.
El resultado de estas elecciones tendrá impactos de gran alcance en la salud global y los derechos reproductivos, no sólo en y con las políticas de Estados Unidos, sino a nivel internacional.
El hecho de que un 50,4% de los votantes eligiera a Trump no lo hace menos autoritario o aspirante a fascista y esta gran victoria no debería asumirse como una delegación de poder.