La historia de la descentralización en América Latina revela un persistente pulso entre la aspiración autonómica de los territorios y el instinto centralizador de los Estados.
Una razón fundamental por la cual la desigualdad se mantiene elevada es la poca eficacia de los gobiernos latinoamericanos para redistribuir la riqueza.
Si el acuerdo de los 130 países, —que incluye a la mayor parte de países de la región— se logra implementar, se podría crear un precedente importante y motivar a los gobiernos latinoamericanos a realizar reformas aún más profundas de sus sistemas tributarios.