El nuevo episodio de la crisis política que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela amenaza con provocar una nueva ola de desplazamiento forzado en el hemisferio.
Maduro cuenta con una arquitectura institucional conformada por su antecesor, con personal operante y adherente, que compone las jerarquías de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Para intentar dar legitimidad a un proceso fraudulento, el CNE y la Cancillería invitaron a centenares de integrantes de movimientos sociales, asociaciones civiles y partidos afines al gobierno en calidad de “observadores”.
En Venezuela, la democracia ha sido profundamente distorsionada por un proceso sistemático de cooptación de las instituciones que, de acuerdo con la Constitución, deberían estar al servicio de la sociedad en su conjunto.