Hace una década, desde que se propuso por primera vez la Iniciativa de la Franja y la Ruta en 2013, China viene haciendo hincapié en el desarrollo de energías limpias como un objetivo clave de su diplomacia energética y su enfoque financiero, y ha convertido la promoción de empresas focalizadas en energía limpia como una prioridad. De acuerdo con esta estrategia, los países en desarrollo se están convirtiendo en los principales destinos de las inversiones chinas. Mientras tanto, América Latina y el Caribe (ALC) están atrayendo la atención mundial por su gran potencial en la promoción de las energías renovables. De hecho, desde 2014 la inversión extranjera directa (IED) en energías renovables en ALC ha superado sistemáticamente el nivel de inversión en petróleo, carbón y gas natural, tanto en volumen como en número de proyectos, a medida que avanza la transición energética verde.
Además de China, según el UNEP, tres de los cinco países que más invirtieron en energía sostenible entre 2009 y 2018 se encuentran en ALC, a saber, Brasil, México y Chile. Se puede reconocer que se espera que la cooperación en energías limpias entre las dos regiones no solo mejore la capacidad de combatir conjuntamente el cambio climático, sino que también acelere el proceso de transición energética, garantizando así la solidez del suministro energético nacional y logrando un desarrollo sostenible.
El énfasis del gobierno chino en la importancia de promover la cooperación internacional en materia de energías limpias se remonta al XI Plan Quinquenal de Desarrollo Energético, publicado en 2007. Junto con la Iniciativa de la Franja y la Ruta en 2013, la estrategia de cooperación internacional en materia de energía sostenible por parte del gobierno chino ha estado enfocada en fomentar la colaboración en energías limpias y renovables, promover diálogos e intercambios sobre conservación energética y preservación ambiental, brindar capacitación en el ámbito del cambio climático y fortalecer la construcción de capacidades y el apoyo técnico a naciones en desarrollo en el ámbito de la energía verde.
En la actualidad, veinticuatro de los treinta y tres países de ALC han establecido relaciones diplomáticas con China, doce países han establecido una “asociación estratégica” o una “asociación estratégica integral” con China, y veintidós países han firmado la Iniciativa de la Franja y la Ruta o un Memorando de Entendimiento (MOU) con el gobierno chino.
Posteriormente, la Coalición Internacional para el Desarrollo Verde de la Franja y la Ruta se estableció́ formalmente en 2019 con el objetivo de promover la construcción del desarrollo verde a nivel internacional, con Cuba y Guatemala entre los países de ALC como socios fundadores. Para profundizar la cooperación entre los socios de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en el campo de la energía verde, China, Chile y Colombia junto con otros veintiséis países, han lanzado la Iniciativa de Asociación para el Desarrollo Verde de la Franja y la Ruta, con el fin de impulsar el avance y la adopción de energías limpias, así́ como fomentar la colaboración a nivel internacional, una medida que también garantiza simultáneamente el acceso de los países en desarrollo a una energía asequible y económicamente sostenible.
Sin duda, dicha ambiciosa estrategia de cooperación internacional multisectorial consolida aún más la posición de China como líder mundial en energías verdes, y al mismo tiempo, la expansión de la cooperación en industrias emergentes relacionadas con las energías limpias y la promoción de la transferencia de tecnología entre empresas se han convertido en las actuales áreas de interés del Plan de Acción Conjunto de Cooperación en Áreas Claves China-CELAC. Hasta la fecha, China ha firmado documentos o declaraciones de cooperación gubernamental en el campo de las energías renovables y la energía nuclear con siete países de ALC, todos ellos miembros de la Iniciativa de Asociación para el Desarrollo Verde de la Franja y la Ruta, excepto Brasil.
No obstante, a raíz de la naturaleza intrínsecamente politizada y potencialmente riesgosa del desarrollo del sector energético chino, como queda patente en la actual preeminencia de las empresas estatales (SOEs, por sus siglas en inglés) en el sector energético en la esfera de la cooperación internacional, se ha generado un ambiente donde el sistema de gestión energética chino se encuentra permeado por la intervención gubernamental en el mercado energético, la opacidad en la fijación de precios y la ineficacia de las normativas y regulaciones energéticas. En este sentido, la poderosa influencia financiera y política de las SOEs ha generado la necesidad apremiante de abordar las aprensiones que experimentan los gobiernos y las corporaciones en América Latina y el Caribe en relación con las corporaciones de gran envergadura, en términos de salvaguardia comercial y protección laboral.
En paralelo, la menguante influencia de la Unión Europea (UE) en ALC, a pesar de ser el tercer socio comercial de la región después de Estados Unidos y China, también ha despertado inquietud. Frente al urgente deseo de fomentar la recuperación económica y lograr la transición energética en la era postpandemia, la UE ha concebido una remodelación de sus relaciones con los países de ALC a través de la Tercera Cumbre UE-CELAC. Por su parte, la cooperación de China en la región refuerza su dominio en el ámbito energético y puede ejercer una presión competitiva sobre el mercado energético europeo. No obstante, también es innegable que el estado actual de la colaboración sino-ALC en el ámbito de las energías limpias motiva a la UE a intensificar sus esfuerzos en inversión, investigación, cooperación y desarrollo en este campo, con el fin de mantener su competitividad y alcanzar las metas de desarrollo sostenible.
La UE se encontraría en una posición propicia para extraer lecciones valiosas y experiencias del paradigma colaborativo entre China y ALC. A la par, tiene la capacidad de perfeccionar su enfoque de cooperación con la región latinoamericana y caribeña, manteniendo un compromiso de cooperación activo y sostenido en el tiempo. Sin embargo, ante las transformaciones que perfilan el panorama de la cooperación energética a nivel global, la UE se ve compelida a adoptar una postura proactiva para afrontar los efectos y retos conexos. Es clave que la UE observe una visión de cooperación sino-ALC caracterizada por un multilateralismo más incluyente, amplio y sostenido en el tiempo, y se esfuerce por asumir un rol más destacado en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.
* Este texto fue publicado originalmente en la web de REDCAEM
Autor
Doctoranda en el Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Miembro de la Red China América Latina, Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM).