Antes presenté datos y argumentos sobre los empeoramientos sufridos y provocados por el presidente mexicano. Con cifras oficiales y estimadas de muertes, se estableció su mala gestión de la pandemia. Dije gestión porque López Obrador decidió administrar la tragedia, no intentar evitarla. Y esa mala administración ha llevado a una tragedia mayor. Los simplistas se solazan con alguna versión de la creencia “todos los países han vivido una tragedia” (falso; un ejemplo: Vietnam) y si son izquierdistas de la moda siguen creyendo que san AMLO es un buen gobernante de izquierda que no tenía alternativas. Pero su respuesta —por llamarla de alguna forma— económica a la crisis pandémica apunta en otra dirección.
Señalemos, entonces, que la crisis económica se siente en toda la región a la que pertenece México, pero no en todos los países —ni de Latinoamérica ni del mundo— se siente de la misma manera. La crisis particular mexicana se debe no sólo a las restricciones contra la pandemia, tardías y parciales como han sido, sino a la reacción del jefe de Estado, casi inexistente en un sentido. Tan es cierto que hubo diversidad internacional de medidas epidemiológicas contra la crisis sanitaria como que hay diversidad de medidas económicas contra la segunda crisis. Las “medidas” obradoristas son diferentes y peores a las de muchos países.
Podemos ver la pandemia como un laboratorio y un experimento. A veces, la naturaleza es un laboratorio que nos regala una especie de experimento: un raro experimento socionatural a gran escala y en tiempo real, social porque ocurre (con factores naturales-biológicos) dentro y sobre la sociedad humana, y “natural” porque no ha sido diseñado por ningún humano ni está controlado como tal a gusto de ningún otro. Aquí no creemos en “teorías de la conspiración”… En lo que sí se “cree” es la posibilidad de aprovechar analíticamente el experimento no intencionado.
Para provecharlo se hicieron unas hipótesis vinculadas: 1) la probabilidad de que alguien responsable actúe responsablemente contra estas crisis es mayor a la probabilidad de que alguien irresponsable empiece a actuar responsablemente frente a ellas; 2) un gobernante más o menos responsable y verdaderamente de izquierda y antineoliberal no dejaría de tomar posibles decisiones responsables, de izquierda y no neoliberales; teniendo algo de poder y esa perspectiva, respondería a una situación extrema y grave no con “buenas intenciones” y manejos retóricos sino con intenciones e intentos específicos y contundentes de políticas a favor de los necesitados; 3) si ante crisis de esta magnitud un poderoso relativo no reacciona con políticas de ayuda, o es un irresponsable o no es de izquierda además de no ser responsable.
Así, el experimento mundial permitía reenmarcar la acción presidencial de López Obrador como experimento fortuito con una hipótesis muy pertinente para el debate nacional e internacional sobre ese gobernante: si AMLO es de izquierda y antineoliberal, adoptará medidas de izquierda y antineoliberales.
no había ni hay reforma fiscal para que el 1% o algo parecido pague más impuestos, ni ninguna otra reforma fiscal propia y progresista
¿Cómo ha reaccionado López Obrador ante la crisis económica asociada al Covid-19? Con austeridad neoliberal: con un decreto recortando 75% de los gastos en servicios generales y materiales en toda la administración pública federal, gastos que son/eran ventas de empresas no necesariamente grandes que emplean a ciudadanos comunes de clases baja y media, y buscando más “ahorros” en cualquier pedazo del presupuesto que no sea parte de los proyectos presidenciales favoritos, preexistentes e inamovibles. Además de austeridad donde no debería haberla, AMLO ha reaccionado conservando 17 programas sociales que no habían cumplido la promesa de disminuir sensiblemente la pobreza y la desigualdad y que tampoco disminuyeron el impacto o tamaño de la crisis actual, programas que no sirven como se supone que deberían servir por ser técnicamente deficientes, políticamente clientelares e integralmente insuficientes (tomando los datos oficiales de cobertura, máximo de 22 millones, y de pobreza nacional que repiten los obradoristas, más de la mitad de los mexicanos, resulta que no se cubre ni ineficazmente hasta dos tercios de los pobres). Sumadas a estos programas ineficaces y sin ajustes, hay ausencias: no había ni hay reforma fiscal para que el 1% o algo parecido pague más impuestos, ni ninguna otra reforma fiscal propia y progresista; tampoco se condonó, redujo o difirió el pago de impuestos federales a empresas medianas y pequeñas; sigue sin haber apoyo al ingreso de los ciudadanos sea en la línea de las rentas básicas o en alguna similar, como sigue sin haber un buen uso contextual de los instrumentos de deuda.
Sobre estas dos últimas faltas: a) AMLO no ha dado ningún sustituto de ingresos a desempleados recientes o anteriores por fuera de los programas mencionados, ni cubriendo el salario de quienes lo perdieron durante la cuarentena ni transfiriendo dinero sin condiciones por un tiempo a los necesitados; b) la deuda pública equivale a 45% del PIB y subirá sin que se le aumente contra la pandemia, ¿por qué no usar un tanto de deuda para ayudar a quienes les urge ayuda?
Se calcula que el gasto del gobierno de López Obrador contra la crisis es menor al 0.5% del PIB. La India, otro país fuera del “primer mundo”, gastará 10% para la recuperación.
La respuesta de AMLO que hemos expuesto, ¿cómo puede ser de izquierda y antineoliberal? ¿Y cómo puede ser responsable? Para mí es la reacción de alguien de derecha neoliberal o de un pragmático miope, electorero y negligente. López Obrador es jefe de Estado, no estadista. Es un presidente indolente. Quiere equipararse con Franklin Roosevelt pero no hace nada rooseveltiano. Y no sigue ni entiende a Keynes, gran economista que no dijo que siempre sea bueno endeudarse sino escribió: “el auge, no el bache, es el momento correcto para la austeridad”; y “la prosperidad y la depresión no son cosas que dependan (exclusivamente) de glorias pasadas sino de realizaciones actuales”.
Con las “realizaciones” actuales de AMLO, la economía mexicana caerá 9% según la CEPAL, y según la ONU la pobreza en general subirá de 52% a 68.5% de la población.
Foto de Presidencia de la República Mexicana en Foter.com / CC BY
Autor
Cientista político, editor y consultor. Ha trabajado en el Centro de Investigación y Docencia Económicas - CIDE (Ciudad de México) y en la Universidad Autónoma de Puebla.