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Un año de guerra, Latinoamérica y la narrativa del Kremlin

Coautora María Isabel Puerta Riera

En Latinoamérica gozan de buena salud las posturas que apoyan de modo franco o relativizan las críticas a la agenda del Kremlin. El principal apoyo político a la invasión rusa en la región son los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Los gobiernos de Chile, Argentina y México dudaron al principio de la guerra contra Ucrania en señalar su rechazo a la invasión. Abogaron por una resolución pacífica. Más recientemente, México y Colombia han planteado una salida negociada al conflicto. Esto ha generado —como cabe esperar— un inmediato rechazo del gobierno de Ucrania. En el caso mexicano la posición de neutralidad del Ejecutivo ha contrastado con las acciones de condena contra la invasión impulsadas y suscritas por sus representantes ante la ONU.

La posición «pacifista»

Tras los triunfos electorales de Gustavo Petro y Luis Inacio Lula da Silva, se ha vuelto común cierta postura de tintes «pacifistas». Detrás de condenas genéricas a la invasión rusa expresa lo que Armando Chaguaceda ha definido como ambigüedad calculada.

Aunque Petro esgrime una posición de respeto a la soberanía de los pueblos, ha mostrado ambigüedad en un momento en el que se espera una posición firme frente a la agresión a la soberanía de Ucrania. Por su parte, Lula le está dando continuidad a la posición de «neutralidad» de Brasil fijada durante el gobierno de Bolsonaro y recientemente coincidieron en la negativa a la transferencia de armas a Ucrania y a emitir una condena firme de la agresión rusa (al igual que Bolsonaro). Esto, por supuesto, ha sido interpretado como un apoyo tácito a Putin.

Diversos medios de comunicación latinoamericanos —con cercanía a la plataforma comunicacional del Kremlin— continúan siendo aliados fundamentales para el posicionamiento de la versión rusa. Las justificaciones esgrimidas por Vladimir Putin, a través de sus portavoces no oficiales en los medios rusos, revelan la conexión y contribución de medios aliados en Latinoamérica a la estrategia de manipulación de Moscú.

Tras el inicio de la guerra, el principal argumento esgrimido fue el peligro de la expansión de la OTAN ante el posible ingreso de Ucrania a este organismo. Posteriormente, esto dio paso a otras justificaciones. Algunas de estas, aun cuando pueden parecer absurdas (como la desnazificación) no han dejado de ser parte de la construcción comunicacional replicada por medios locales del continente americano. Hemos observado cómo el framing de las noticias coincide con el de los portavoces oficiales rusos, aunque esta no sea la realidad. El problema sigue siendo que la audiencia latinoamericana desconoce la naturaleza e intención de lo que le venden como noticia.

La audiencia latinoamericana

La influencia rusa se ha profundizado en Latinoamérica. Cuenta, además, con el concurso de medios chinos e iraníes, los que han apoyado el posicionamiento de la narrativa del Kremlin. Esto ha sido clave para ayudar a mitigar la pérdida de alcance tras las suspensiones de RT y sus afiliados en algunos espacios mediáticos. Entre los medios oficialistas latinoamericanos que repiten las matrices generadas por sus pares rusos están Telesur y Prensa Latina.

Como lo ha señalado el DFRLab del Atlantic Council, RT en Español se encuentra entre los primeros cinco medios con mayor posicionamiento en las redes. Por otro lado, el medio oficialista chino Xinhua se ubica en el segundo lugar entre los medios más consultados en Facebook. RT sigue siendo uno de los medios más consultados en Twitter, después de Infobae y El País, y el sexto en Facebook.

Lo que nos muestran estos indicadores es el consumo y legitimación de máquinas de propaganda entre una audiencia que no distingue la titularidad y agenda del medio ni la naturaleza e intención del mensaje que recibe. Por eso es importante saber que en Latinoamérica hay medios y públicos replicando —sin ser aliados del Kremlin— sus narrativas.

Narrativas en las redes

A su vez, las redes sociales de la región son un espacio privilegiado para la difusión de las narrativas prorrusas sobre el conflicto, frente al impacto que ha tenido el declive de transmisiones de RT en plataformas tradicionales, así como de las preferencias de las audiencias.

También se observa una tendencia a percibir los contenidos ofrecidos por estas narrativas como confiables. Esto frente a la disminución de noticias de la guerra en medios occidentales y en los noticieros locales. La estrategia seguida por RT y medios aliados de posicionamiento de contenidos, así como la utilización de métodos novedosos, caras frescas y periodistas locales de trayectoria crítica con los gobiernos de turno parecen favorecer esta tendencia.

En este escenario, los medios de comunicación latinoamericanos se debaten entre una cobertura «neutral» o una que pueda ser interpretada como solidaria con uno de los bloques en conflicto. Ese podría ser el argumento detrás de la justificación sobre la escasa cobertura de medios mexicanos donde el contexto de la violencia doméstica o «neutralidad» del propio gobierno mexicano simplifica la necesidad de invertir recursos en una tarea que otros países y medios con mayor infraestructura pueden asumir, entre ellos, los medios asociados a una de las partes en el conflicto, como RT en la región.

Latinoamérica, ¿terreno fértil para el Kremlin?

Uno de los elementos más frecuentes en la narrativa del Kremlin, y parte de la explicación de su aceptación en América Latina, tiene que ver con un antiimperialismo que denuncia la presencia hegemónica de Estados Unidos en la región. Desde esa perspectiva «antiimperialista», el apoyo en la región a la invasión rusa y la popularidad de los medios que se perciben contrahegemónicos se interpreta como una reacción lógica, aun cuando precisamente representa una contradicción.

La convergencia de estas posturas ambiguas de los gobiernos y de colaboración consciente o intencionada en la difusión de narrativas por parte de medios y audiencias hace que Latinoamérica sea hoy terreno fértil para el discurso del Kremlin.

*Texto publicado originalmente en Diálogo Político

 María Isabel Puerta Riera es Profesora Visitante de Ciencia Política en Valencia College (Orlando, Florida). Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (Venezuela). Secretaria de la Sección de Estudios Venezolanos de Latin American Studies Association (LASA).

Autor

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Abogada y politóloga. Doctora en Historia y Estudios Regionales por FLACSO- México. Membro del Sistema Nacional de Investigadores de México, Investigadora de postdoctorado en la ENES / UNAM (León, México).

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