Desde el final de la Guerra Fría, el diferendo no es entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, como pretende la isla, sino entre el exilio y el régimen totalitario cubano.
No parece que las autoridades sean capaces de solucionar el motivo fundamental que favorece el abandono de los cargos locales del Poder Popular: la crisis estructural del régimen político.
Aproximadamente 600.000 cubanos fueron interceptados en la frontera sur desde octubre de 2021, una cifra mayor que cualquier otro éxodo masivo en la historia de Cuba.
Una característica de los procesos de transición a la democracia es tanto la certeza en los procedimientos de decisión política como también la incertidumbre en sus resultados.
Es más probable que el régimen sea derribado por movimientos espontáneos que por uno coordinado previamente. El movimiento preparado 11J no llegó ni a poner a un individuo en las calles, mientras que el 15N se apoderó por algunas horas de éstas.
En Cuba, el discurso oficial de intolerancia se entrelaza directamente con la deshumanización de aquellos percibidos como "otros", alimentando así un clima de represión política. Este fenómeno se fundamenta en eventos históricos que se extienden a lo largo de más de seis décadas.