El fútbol fue utilizado por la Italia fascista, durante la dictadura militar argentina y por el Gobierno militar brasileño en el Mundial de 1970.

Si Bolsonaro gana en la segunda vuelta aumentará su margen de maniobra para imponerse por encima de los controles y subvertir la Constitución, con el riesgo de cerrar el régimen.

Lula bromeó diciendo que ya tenía 22 vicepresidentes. Un nombre, sin embargo, ha ganado protagonismo, supuestamente cuenta con el apoyo del ex candidato del PT Fernando Haddad, y no es negado por Lula: el ex gobernador de São Paulo Geraldo Alckmin.

La operación Lava Jato, supuestamente destinada a luchar contra la corrupción, estuvo repleta de irregularidades y eligió un objetivo en lugar de limitarse a seguir el debido proceso legal. Pero su muerte puede no ser definitiva. Es posible que vuelva como un zombi, con la candidatura del exjuez Sérgio Moro.

El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, ha estado negociando una enmienda para que Brasil abandone el presidencialismo y adopte un sistema semipresidencial. Tal medida serviría para complacer a la mayoría parlamentaria, reduciendo la presión para el posible proceso de impeachment a Bolsonaro.

El mundo está sufriendo retrocesos democráticos, ya sea por el cierre explícito de regímenes y golpes militares, o por maniobras apoyadas en la institucionalidad pero que ignoran la voluntad de las urnas. O incluso aumentando las prerrogativas burocráticas y legales en detrimento de los gobiernos elegidos.

Es poco probable que el ala más radical de las Fuerzas Armadas se retire de la política, como recomendarían sus deberes constitucionales. Aunque están atrincherados en las estructuras de gobierno, un movimiento para despegarse de la erosionada imagen de Bolsonaro podría ser el camino para que volver a la presidencia, sin un torpe intermediario.

El juez Edson Fachin del Supremo Tribunal Federal (STF), consideró que el entonces juez Sergio Moro y la Justicia Federal de Paraná no tenían competencia para juzgar al expresidente Lula. Estos procesos deberán volver a realizarse. La vuelta a la escena política del ex presidente Lula da Silva cambia por completo el panorama político brasileño.

Palmeiras y Santos deciden la Copa Libertadores. La prensa brasileña celebra la hazaña deportiva, mientras Bolsonaro mantiene su popularidad a pesar de promover la destrucción de la economía, las instituciones y los derechos sociales.