Cientista político y economista. Doctor por la Universidad de Toronto. Editor Senior en Global Brief Magazine. Especialista en Diseño de Investigación Social en RIWI Corp. (Real-Time Interactive World-Wide Intelligence).
En México se ha instalado un sentimiento de superioridad moral entre nuestros gobernantes con respecto a sus adversarios políticos y ciudadanía en general. Se trata de un vicio de pensamiento que en política tiene consecuencias negativas al reducir a individuos concretos en caricaturas estereotipadas.
Uno de los elementos discursivos más repetidos del presidente es la austeridad. No pierden ocasión en recordarnos lo mucho que ahorran en sueldos, proveedores, gasolinas, y gasto burocrático. Ha convertido el ahorro en un símbolo de honestidad y autoridad moral con trazas ya de fetichismo.
Hace algunas semanas el presidente anunció que la vacuna mexicana contra el COVID-19 ya tiene nombre, se llamará “Patria”. Sin embargo, cuando le preguntaron por el avance en la investigación, su financiamiento, producción y distribución sólo ofreció vaguedades. El anuncio era el nombre de una vacuna que no existe.
AMLO fue un trumpista de closet en las elecciones estadounidenses. Algunos explican la afinidad con Trump señalando que son almas políticas gemelas. No les falta razón. Ambos son populistas, demagogos, buscapleitos y sienten desprecio por la ciencia y las élites intelectuales.