Fabián Echegaray es director de Market Analysis, consultora de opinión pública con sede en Brasil, y actual presidente de WAPOR Latinoamérica, capítulo regional de la asociación mundial de estudios de opinión pública: www.waporlatinoamerica.org.
En lugar de revertirse, como pretendía Bolsonaro, la igualdad de género, el empoderamiento femenino, la defensa del medio ambiente y la independencia del poder judicial y otras instituciones se fortaleció.
La profundización de la vida anclada en la internet suele ser interpretada como favorable a la democratización de la información y la comunicación. Pero esa intermediación remota vía internet de nuestra cotidianeidad está lejos de ser neutra.
En pocos días, un documento pensado para congregar posiciones internas en el ámbito universitario se transformó en el catalizador de un consenso a favor de la institucionalidad por parte de cerca de un millón de brasileños que lo firmaron.
Uno de los supuestos consagrados tras la pandemia es que nos dejó una marca en el estado anímico y los hábitos de salud de los habitantes del planeta incluidos los latinoamericanos.
Por diferentes aspectos culturales, muchos de nosotros nos acostumbramos a disociar el poder político de las influencias del mercado. Pero hoy en día, cuando el valor de Apple o Amazon supera el PIB de grandes potencias, se hace difícil defender aquella división.
Los avances institucionales como los cupos o sanciones por tratamiento desigual entre géneros establecen un principio capaz de ordenar otras esferas, pero nos hacen correr el riesgo de no ver el verdadero origen de las inequidades.
Siete de cada diez latinoamericanos consideran que el calentamiento global es una grave amenaza para la humanidad, sin embargo, estos se responsabilizan de la degradación a la vez que exculpan a quienes tienen recursos y son los verdaderos responsables.
Con el avance de la pandemia, las propuestas iniciales de shocks verdes y transiciones climáticamente justas quedaron en el tintero y dieron lugar a un ajuste en los estilos de vida que generaron una menor huella ambiental.
Coautor Ezequiel Raimondo
Históricamente las sociedades oscilan entre agitarse en el mundo público o entregarse al privado como elecciones para corregir sus frustraciones y aproximarse a la realización de sus intereses y valores.
A un año de la emergencia sanitaria y el inicio de las medidas restrictivas, las especulaciones sobre el futuro pós-covid empiezan a dibujarse. ¿Volveremos a vivir como en el pasado pasado? ¿O veremos perpetuarse los cambios vividos durante la pandemia afectando cómo y cuánto trabajamos, nos educamos, nos alimentamos y socializamos?