Cientista político. Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Doctor en Ciencia Política y Máster en Estudios Contemporáneos de América Latina por la Univ. Complutense de Madrid.
Nos encontramos ante múltiples guerras que encabezan y desdibujan una violencia cada vez más difícil de caracterizar. Toda esta violencia sigue aconteciendo en la Colombia olvidada, periférica y cocalera, en donde el acuerdo de paz y cualquier atisbo de aplicación siguen siendo hoy una mera quimera.
La Colombia que soñamos hace cuatro años es, en la actualidad, una preocupante distopía. El responsable es un Gobierno que siempre estuvo cómodo en el discurso de la guerra y en donde el caudal electoral y político permite entender figuras tan nefastas como la de Álvaro Uribe.
Un elemento vertebrador de la democracia es el conflicto. El ser humano es conflictivo por naturaleza, no violento, y la democracia, a través de los partidos políticos, instituciones y un elenco regulador de libertades, garantías, derechos y deberes, canaliza los conflictos de forma institucionalizada. Sin embargo, en Colombia no.