Mientras la democracia se erosiona, líderes carismáticos aprovechan el malestar social para consolidar un modelo híbrido: un capitalismo autoritario con rostro populista. De Trump a Bukele, pasando por Milei y Noboa, emerge una generación que encarna una época donde la estabilidad económica pesa más que los valores democráticos.
En los medios, a menudo el gobierno sigue siendo considerado como "socialista". Sin embargo, un proceso de desregulación desordenada está abriendo cada vez más espacios al mercado, creando, a la vez, nuevas desigualdades.