El despliegue político de Daniel Noboa, entre marchas y concentraciones masivas, revela un liderazgo centrado en su figura y el desplazamiento de la legitimidad institucional hacia las calles.
La militarización de la seguridad interna se justificó como respuesta a la grave ola de violencia que convirtió al 2023 en el año más violento de la historia del país.
Como en todo proceso de “autocratización democrática”, Noboa necesita moldear el contexto institucional a su imagen y semejanza como lo hizo Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Bukele en El Salvador y Donald Trump en Estados Unidos.