En un contexto marcado por el aislamiento, las guerras comerciales, conflictos y la creciente fragmentación política, América Latina está llamada a actuar de manera concertada.
La falta de consenso entre los miembros de la OEA ha debilitado su capacidad de acción, y muchos gobiernos han cuestionado su papel como mediador en conflictos regionales.
El regionalismo sudamericano enfrenta una coyuntura compleja, ya que, a pesar de las expectativas generadas por el regreso de Lula da Silva en Brasil, sigue la falta de claridad.