Mientras Gustavo Petro busca proyectarse como líder regional desde la CELAC, la creciente crisis de seguridad y fragmentación política en Colombia cuestionan su capacidad de gobernar en casa.
En América Latina, más que democracias fatigadas, vivimos el agotamiento de los ciudadanos frente a regímenes que, bajo el disfraz electoral, pervierten los principios democráticos.
En la política contemporánea, la calidad individual de quienes ejercen la presidencia parece pesar cada vez menos, desplazada por el poder creciente de asesores que moldean el rumbo de los gobiernos.
Chile recibió a presidentes progresistas, entre ellos el español Pedro Sánchez, bajo el lema Democracia Siempre. ¿Es coherente con lo que sucede en la interna de cada país?
En Argentina, la política se enfrenta al desafío de gobernar el presente mirando hacia un pasado idealizado, lo que obstaculiza la proyección de un futuro posible.