Las narrativas de la nueva guerra fría se están nutriendo con la COVID-19. Mientras Gobiernos y sociedades hacen lo que pueden para enfrentar una pandemia planetaria que desdibujó las fronteras entre Oriente y Occidente, norte y sur, hay que apuntalar esas fronteras (o levantar nuevas), no vaya a ser que la confusión nos turbe aún más. Se trataría entonces de fabricar historias atractivas que (verdaderas o falsas, sensatas o inverosímiles) calmen la ansiedad o la aumenten, atenúen los miedos o los aticen, disipen las dudas o las multipliquen y, sobre todo, identifiquen enemigos y culpables! Algunas aportan a desbrozar las malezas; otras son maleza pura. Son historias que circulan por las redes sociales: aparentemente contrapuestas, pero vinculadas por un mismo hilo conductor.
Unas cuentan el cuento de otra invasión china, ahora utilizando el virus de la COVID-19 salido del laboratorio de Wuhan como un arma biológica, mientras las antenas de la red 5G serían las herramientas para controlar todo. Donald Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, adoptaron este guion que resulta consistente con la visión beligerante de Occidente versus China.
Del otro lado, están los que les echan la culpa del coronavirus al neoliberalismo y al capitalismo occidental. O los que recuerdan la actividad de Cinco Ojos (Five Eyes), una alianza formada por los servicios de inteligencia de EE. UU., Gran Bretaña y los exmiembros de la Commonwealth, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, para contrarrestar a China, y se revelan informes secretos que alientan la paranoia conspirativa, y circulan alimentados por fuentes rusas y chinas.
Otros denuncian al “globalismo” de un imperio mundial que nos quiere sojuzgar, y apuntan a Bill Gates, George Soros y las ONG internacionales, que habrían inventado el virus de la COVID-19 o difundido la pandemia para generar cuarentenas que paralicen las economías y disciplinen a las sociedades quitando libertades y fuentes laborales. Jair Bolsonaro y sus adláteres difunden estas lecturas extravagantes . Y esto es lo más grave: el virus de la infodemia no afecta solamente a gente desprevenida; también a líderes políticos que se han contagiado o, simplemente, lo agitan para ocultar su propia ignorancia o librar sus guerras de propaganda. Como si de eso se tratara todo esto (las guerras habidas y por haber) y no de la salud de sus pueblos, debido, ahora, a la COVID-19.
Texto publicado originalmente en diario Clarín, Argentina
Foto de Gage Skidmore en Foter.com / CC BY-SA
Autor
Cientista político y periodista. Editor jefe de la sección Opinión de Clarín. Prof. de la Univ. Nac. de Tres de Febrero, la Univ. Argentina de la Empresa (UADE) y FLACSO-Argentina. Autor de "Detrás de Perón" (2013) y "Braden o Perón. La historia oculta" (2011).