Entre el 31 de marzo y el primero de abril de 1964, la historia política de Brasil quedaría marcada por un golpe de Estado militar, de grandes efectos regionales y con sombras que siguen presentes, a pesar de los 60 años que nos distancian de aquellos hechos. Una operación militar que llevaba años fraguándose por los comandantes de las Fuerzas Armadas. De hecho tres años antes habían intentado impedir la toma posesión del entonces vicepresidente João Goulart, ante la renuncia Jânio Quadros.
Columnas de tanques rodeando los poderes públicos, una sociedad dividida, un presidente sin respaldo y una democracia frágil. Un contexto que serviría de preámbulo a una dictadura de más de dos décadas para Brasil, pero que a su vez representó la instauración del intervencionismo militar en la vida política, de buena parte de los países de la región. Una etapa política sensible, pero de divulgación necesaria, para entender la historia contemporánea y el desarrollo institucional posterior que alumbró la aún perfectible democracia brasileña de nuestro tiempo.
Incluso en nuestros días la explicación histórica, las evidencias documentales, la aplicación de justicia y hasta los términos para referirse a estos acontecimientos, dividen amargamente a los actores políticos y la opinión pública brasileña. Dada la importancia de estos hechos, Mirada Semanal dedica este episodio de forma monográfica al Golpe de 1964 que depuso el gobierno de João Goulart, y su significación a nivel regional a sesenta años vista.
