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Conexiones que sanan: mascotas y plantas como protectores de la salud mental

Estudios han demostrado que acariciar a un animal puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, mientras incrementa la producción de oxitocina, conocida como la hormona del amor.

En una era marcada por el ritmo acelerado, el aislamiento social y los desafíos emocionales, las mascotas y las plantas han emergido como aliados indispensables en la búsqueda del bienestar. Estas formas de vida han pasado a ocupar un lugar central en los hogares, transformándolos en refugios de calma y equilibrio.

Mascotas: terapeutas de cuatro patas

Las mascotas se han convertido en auténticas terapeutas emocionales. Estudios han demostrado que acariciar a un animal puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, mientras incrementa la producción de oxitocina, conocida como la hormona del amor. Perros, gatos e incluso animales más pequeños, como conejos o cobayas, brindan una compañía constante que mitiga la soledad y fomenta la estabilidad emocional.

Un estudio realizado por Voices y WIN revela que al menos 8 de cada 10 ciudadanos en América Latina consideran importante su relación con los animales y las plantas, casi tanto como los vínculos con otros humanos. Además, 7 de cada 10 adultos en la región creen que los animales deberían tener los mismos derechos que los humanos.

Los beneficios emocionales de las mascotas se reflejan en testimonios como: “Para mí es un gran beneficio porque es una compañía fantástica, puro cariño y nunca se queja por nada” y “Mi perra me ayuda a pasar mis ataques de ansiedad y de pánico. Sabe cuándo estoy teniendo alguno y me ayuda a sobrellevarlo.”

Algunos centros de salud han comenzado a promover visitas de mascotas a pacientes internados, destacando su efecto positivo en la reducción del estrés. En un ejemplo en redes sociales, una imagen muestra a un perro descansando junto a una planta de interior mientras su dueña realiza una actividad creativa. Este tipo de representaciones ilustra perfectamente cómo las mascotas y las plantas contribuyen a la construcción de espacios de bienestar.

Plantas: refugios verdes para el alma

Si las mascotas son los nuevos hijos, las plantas son las nuevas “mascotas”? Las plantas, por su parte, han encontrado su lugar no solo como decoración, sino como símbolos de tranquilidad y mindfulness. Cuidarlas promueve la conexión con la naturaleza y enseña a valorar el presente. Actividades como regarlas, trasplantarlas o simplemente observar su crecimiento invitan a la atención plena, reducen la ansiedad y fomentan la paciencia, una habilidad poco desarrollada en un contexto de inmediatez y voragine.

Cuidar plantas no solo ofrece belleza y un espacio más habitable, sino que también satisface la necesidad de propósito y constancia. Desde rincones de meditación hasta escritorios de trabajo, las plantas embellecen el espacio y conectan a las personas con algo más grande: la naturaleza y sus ritmos.

El hogar como ecosistema vivo

La combinación de mascotas y plantas en un mismo hogar refuerza la idea de un ecosistema vivo. Esta convivencia simboliza un hogar que prioriza el bienestar integral, no solo de sus habitantes humanos, sino de todos los seres que lo conforman. Este enfoque refleja un deseo creciente por rodearse de elementos que nutran tanto el cuerpo como la mente.

El aislamiento social es un problema creciente: según un estudio de Gallup, un cuarto de las personas a nivel mundial reporta sentir soledad. Este fenómeno es más acentuado en mujeres jóvenes y personas en contextos urbanos. Esto refleja que las redes de apoyo humano podrían estar debilitándose debido a dinámicas como el trabajo remoto, el aumento de hogares unipersonales y la hiperconexión digital, que no siempre resulta en interacciones significativas. Esto lleva a muchas personas a buscar vínculos más simples y auténticos en sus mascotas y plantas.

En América Latina, los problemas de salud mental están especialmente presentes. Según Voices y WIN, Argentina y Perú son los países con peor evaluación de estrés, con 54% y 59% de evaluaciones negativas, respectivamente. Los jóvenes entre 18 y 24 años destacan como el grupo más afectado, con un 72% de menciones negativas en Argentina. Las mujeres también reportan mayores niveles de estrés que los hombres. Estos factores resaltan el papel crucial de las mascotas y plantas como soportes emocionales en momentos de incertidumbre.

Un fenómeno reflejado en las redes sociales

Las redes sociales han jugado un papel clave en visibilizar esta tendencia. Las publicaciones que muestran a las mascotas como compañeras incondicionales y a las plantas como pilares del bienestar han inspirado a miles a adoptar estos elementos en sus vidas. Estas imágenes proyectan un contenido aspiracional que invita a las personas a crear un hogar más equilibrado y emocionalmente saludable.

Este cambio cultural va más allá de la estética. Refleja un deseo profundo de encontrar estabilidad y significado en un mundo cada vez más caótico. Las mascotas son percibidas como «ángeles guardianes» o seres sabios que enseñan sobre empatía y conexión. Por otro lado, las plantas conectan con prácticas ancestrales y espirituales. Las personas están redescubriendo el poder de la naturaleza para sanar y guiar el crecimiento personal.

Este fenómeno también está relacionado con cambios demográficos significativos. La reducción de la natalidad y el aumento de hogares unipersonales han llevado a muchas personas a encontrar en las mascotas y plantas un sustituto emocional. En ausencia de hijos, estos elementos se convierten en «miembros de la familia», ofreciendo compañía y propósito. Además, los jóvenes, que suelen retrasar o evitar la crianza de hijos debido a preocupaciones económicas o ambientales, encuentran en estas relaciones una forma de conexión emocional menos exigente pero  significativa.

El llamado a un hogar consciente

Ya sea adoptando una mascota o cuidando un rincón verde, estamos tomando pequeñas decisiones que, en conjunto, construyen un refugio para nuestra salud mental. Estas elecciones no solo transforman nuestros hogares, sino que también redefinen nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos. Sin embargo, en esta búsqueda de bienestar personal, no debemos olvidar la importancia de cultivar vínculos con otras personas. Los lazos humanos, aunque a veces complejos, siguen siendo esenciales para nuestra felicidad y crecimiento integral.

En un mundo que demanda tanto, las mascotas, las plantas y nuestras conexiones humanas nos recuerdan que el bienestar empieza en casa.

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Directora de la consultora argentina Voices. Miembro del Consejo Directivo de WAPOR Latinoamérica, el capítulo regional de la asociación mundial de estudios de opinión pública.

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