El domingo 19 de noviembre fueron las elecciones presidenciales en Chile y nuevamente la abstención ganó la carrera comicial. Del total de personas con derecho al voto, solamente asistió a las urnas el 46,8%, casi tres puntos menos que la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2013. De esta forma, Chile se consolida como el país latinoamericano con menor participación electoral, una tendencia que empezó a acentuarse luego de que en 2012 se aprobara el voto voluntario.
Para cambiar esta tendencia, antes de las elecciones, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y varias organizaciones habían lanzado el eslogan «¡Ahora vota!». Se trataba de una campaña que tenía como objetivo promover la participación electoral ciudadana, que ha venido disminuyendo desde la vuelta a la democracia. La importancia de modificar esta tendencia se centra en que la participación ciudadana en las elecciones es fundamental para el correcto funcionamiento de la democracia, señaló el informe Participación electoral: Chile en perspectiva comparada 1990-2016, del PNUD.
mientras algunos pocos países consideran el voto como una obligación, la mayoría lo considera un derecho
Si bien la participación de los ciudadanos en las elecciones “es clave para el funcionamiento y legitimidad” de una democracia representativa, no hay parámetros que definan cuotas mínimas que aseguren el correcto funcionamiento. Lo que sí está claro es que mientras algunos pocos países consideran el voto como una obligación, la mayoría lo considera un derecho. Este factor afecta los niveles de participación, pero no es el único. En este marco, la tradición del país, la politización de las sociedades y la solidez del sistema partidario son factores clave a la hora de ir a votar.
“Los niveles de participación electoral varían enormemente entre países a nivel mundial”, afirmó el informe del PNUD. Mientras en los países desarrollados que integran la OCDE, la participación en elecciones parlamentarias bajó un 11% entre 1990 y 2016, en el mismo período la participación en América Latina aumentó del 63,3% al 70,8%, indicó dicho informe. Sin embargo, existen grandes diferencias entre los países de la región. Mientras en Uruguay y Bolivia, cerca del 90% de quienes pueden votar acceden a las urnas, en Colombia y Chile solamente el 47% lo hace.
El aumento de la participación electoral en la región, según el texto, se debe a países como Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá, México y Guatemala. En Uruguay, Brasil, Venezuela, Argentina y Nicaragua la participación es estable. Mientras, Chile y Costa Rica son los países que han tenido una mayor disminución de la participación.
Más allá de las tendencias, la participación en los países de América Latina se caracteriza por una alta volatilidad, lo que representa la inestabilidad política de algunos de ellos. Por eso, para seguir incrementando la participación y disminuyendo la volatilidad electoral con el fin de mejorar la representatividad democrática, es esencial que los países de América Latina sigan fomentando la confianza en los procesos electorales y en los sistemas de partidos.
Foto por Joaquín Vallejo Correa on Trend hype / CC BY-NC-ND
Autor
Periodista, Máster en Periodismo de la Universidad de Barcelona y en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Complutense de Madrid.