Profesor de Ciencia Política de la Univ. Fed. del Estado de Rio de Janeiro (UNIRIO). Vicedirector de Wirapuru, Revista Latinoamericana de Estudios de las Ideas. Postdoctorado en el Inst. de Est. Avanzados de la Univ. de Santiago de Chile.
Todo indica que Jair Bolsonaro será derrotado en las elecciones presidenciales brasileñas de 2022. El presidente, sin embargo, apuesta por intentos desesperados de revertir este panorama.
A principios de 2023, casi toda la región volverá a estar gobernada por partidos y movimientos de la izquierda del espectro político, incluyendo a países que no participaron en la primera ola rosada como México, Colombia y Perú.
Coautor Andrés Kozel
"Estamos condenados a aceptar la necesidad de experimentar con lo humano" y "un error conllevará el riesgo de conducir a toda la supertribu, finalmente unificada, al desastre". Darcy Ribeiro en "Venutopías 2003", a finales de 1973.
Proyectar una nueva ola rosada que retome la anterior sin mayor autocrítica y adaptaciones conducirá a resultados inferiores en comparación con la primera, y a una supervivencia más corta.
Los gobiernos de derechas han sido derrotados sin haber conseguido permanecer ni siquiera una década en el poder, han aguantado una legislatura. Las excepciones fueron Honduras y Paraguay, dos países en los que habían regresado mediante golpes institucionales.
A pesar de las raíces africanas de gran parte de los latinoamericanos, el interés por África es mínimo, incluso en Brasil que cuenta con la mayor población con raíces negro-africanas fuera del continente.
La victoria de Boric refuerza la tendencia latinoamericana del retorno de los gobiernos de izquierda y centroizquierda, debilitando las versiones regionales de los gobiernos neoliberales autoritarios, una tendencia global que se traduce aquí principalmente en Jair Bolsonaro.
Coautor Alexis Cortés
¿Por qué una sociedad que hace sólo dos años lideró una de las mayores movilizaciones sociales de su historia, cuestionando el gobierno del derechista Sebastián Piñera, se inclina ahora por un candidato de extrema derecha como primera opción?
El fútbol y la política son inseparables, como todo en la vida es inseparable de la política, nos guste o no. La camiseta de la selección brasileña no es un símbolo de fascismo y reaccionarismo. Es un símbolo de belleza. En todo el mundo.
En tiempos de incredulidad en Brasil, de secuestro de nuestros símbolos nacionales por parte de la extrema derecha más violenta y reaccionaria, puede ser una buena estrategia revisitar un pasado en el que teníamos futuro. Darcy Ribeiro merece ser leído y releído.