La biodiversidad es un activo económico, social y ambiental de gran importancia para todos los países, que abarca interacciones complejas desde la escala genética hasta la planetaria.
Mientras que los científicos se esfuerzan por entender cómo podríamos terraformar Marte, la minería de oro en la Amazonía está creando desiertos biológicos, transformando ecosistemas fundamentales para el planeta.
La verdadera inclusión implica respetar la diversidad de visiones y permitir que los pueblos indígenas sean los protagonistas de su propio desarrollo, sin imponerles modelos de conservación.
La COP16 trajo al debate sobre la conservación de la biodiversidad discusiones y reflexiones, aún en proceso de construcción, que han sido abordadas por el campo de estudio denominado “construcción de paz ambiental”.
El Gran Chaco Sudamericano es capaz de absorber grandes cantidades de gases de efecto invernadero de la atmósfera y albergar una rica diversidad biológica y cultural.
El papel del páramo en la provisión del agua para el continente no es solamente fundamental desde el punto de vista ecológico, sino también social y económico.