Cuando los padres eligen no tomarse el tiempo que la ley les otorga para cuidar de sus hijos recién nacidos, envían —intencionalmente o no— un mensaje claro: que el cuidado infantil sigue siendo responsabilidad principal de las mujeres.
Lejos de marcar el comienzo de una nueva era de justicia de género, el gobierno de Sheinbaum ha supervisado recortes presupuestarios devastadores a los servicios para mujeres.
El movimiento antifeminista está profundamente vinculado con grupos religiosos, principalmente cristianos, partidos de ultraderecha y plataformas digitales que difunden desinformación sin control.
Hay que desarrollar marcos jurídicos más robustos, asignaciones presupuestarias con perspectiva de género y políticas públicas que realmente apunten a transformar las condiciones estructurales de desigualdad.
La experiencia muestra la efectividad de las cuotas de poder, ya que hay diferencias numéricas en la presencia femenina entre aquellos sistemas políticos donde se contemplan y los que no.