Dada la influencia significativa de la economía del cuidado, es crucial que los gobiernos latinoamericanos implementen políticas de cuidado para combatir la desigualdad, asegurar una alta calidad de vida y reducir la pobreza mediante el desarrollo.
¿Qué podrían explicar la discrepancia entre una percepción evolutivamente favorable sobre la igualdad de género en general y los datos alarmantes sobre inseguridad y la violencia hacia las mujeres y las menores oportunidades profesionales?
La movilidad refleja las inequidades arraigadas en roles sociales asignados históricamente a hombres y mujeres ya que las ciudades son concebidas y construidas mayoritariamente por y para hombres. Esto presenta desafíos significativos para las mujeres en su vida cotidiana.
Cuando el enfoque de género no es tenido en cuenta en las políticas macroeconómicas, son las mujeres quienes durante las crisis terminan amortiguando su impacto mediante el trabajo doméstico y de cuidados sin remuneración.
En América Latina todavía falta para lograr la anhelada paridad, pero las mujeres estamos en pie de lucha; seguimos liderando, marchando, manifestando, participando, conversando, acordando e insistiendo en que los espacios políticos son espacios para las mujeres.
A pesar de que muchos países han ratificado el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, el mundo aún enfrenta desafíos importantes para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre la igualdad de género.