En América Latina, más que democracias fatigadas, vivimos el agotamiento de los ciudadanos frente a regímenes que, bajo el disfraz electoral, pervierten los principios democráticos.
En la política contemporánea, la calidad individual de quienes ejercen la presidencia parece pesar cada vez menos, desplazada por el poder creciente de asesores que moldean el rumbo de los gobiernos.
Chile recibió a presidentes progresistas, entre ellos el español Pedro Sánchez, bajo el lema Democracia Siempre. ¿Es coherente con lo que sucede en la interna de cada país?
En Argentina, la política se enfrenta al desafío de gobernar el presente mirando hacia un pasado idealizado, lo que obstaculiza la proyección de un futuro posible.
América Latina vivió antes que el resto del mundo la irrupción de outsiders en la política, como respuesta a la frustración ciudadana y al desgaste de los partidos tradicionales. Lo que en otros países aún sorprende, en la región se volvió rutina y ofrece claves para entender los desafíos actuales de la democracia global.