Durante las últimas décadas, nuestros padres insistían en que sus hijos evitaran oficios manuales y buscarán más bien carreras universitarias. La aspiración era clara: convertirse en profesores, psicólogos, redactores o curas. Sin embargo, la llegada de la inteligencia artificial (IA) y, en particular, los modelos de lenguaje grande (LLM) como Chat GPT, está comenzando a poner en duda la relevancia de estas profesiones. Este ensayo argumenta que la IA, de manera inesperada, tiene el potencial de reemplazar una gran parte de tareas de “cuello blanco”, mientras que todavía enfrenta limitaciones significativas para reemplazar a los oficios manuales y personalizados, lo que puede conllevar a una tardía pero inevitable reivindicación de la clase obrera en el mercado laboral del futuro.
La vulnerabilidad de las profesiones intelectuales
En la era de la IA, profesiones que antes se consideraban seguras y prestigiosas están siendo transformadas. Los modelos de lenguaje grande, entrenados con vastas cantidades de datos discursivos, pueden generar respuestas sorpresivamente adecuadas a preguntas cada vez más complejas, lo que sugiere que una parte considerable de las tareas repetitivas en la enseñanza, la psicología aplicada, en los lectorados y agencias de publicidad y otros campos basados en el lenguaje podrían ser automatizadas pronto. Además, la tecnología DeepFake permite crear avatares que imparten clases pregrabadas de alto nivel, eliminando la necesidad de que los profesores repitan el mismo contenido cada año.
Hoy por hoy, la interacción compleja entre profesor y alumno sigue siendo un desafío para la IA, además que los LLM solo pueden manejar diálogos predecibles. Sin embargo, en la medida que los LLM mejoren su ventana de contexto para ganar complejidad y la adaptabilidad de una conversación humana auténtica, ponen en riesgo, cada vez más, la relevancia de muchas profesiones intelectuales, mostrando su vulnerabilidad ante la automatización.
Resiliencia y reivindicación de los oficios manuales
En contraste, los oficios manuales y personalizados, como la plomería y la partería, todavía parecen más robustos para sobrevivir en el mercado laboral, por lo menos a mediano plazo, ya que presentan desafíos únicos que la IA y la robótica actualmente está lejos de superar. Reparar un tubo roto o asistir en un parto son tareas que requieren habilidades manuales de motricidad fina, intuición y adaptabilidad — capacidades que tanto en la IA como también la robótica aún son insuficientes.
Incluso en entornos donde se han implementado robots, como en residencias de ancianos en Mannheim, Alemania, las experiencias indican que aunque los robots pueden manejar conversaciones simples para entretener y consolar, no reemplazarán el cuidado humano en tareas de enfermería más complejas. Esto subraya la importancia y resiliencia de los oficios manuales.
Desafíos y oportunidades para la IA – y para los humanos
Uno de los principales desafíos de la IA es su tendencia a comportarse – todavía y más que todo – como loros probabilísticos (stochastic parrots), una crítica planteada por Noam Chomsky, entre otros. Los LLM replican respuestas probables basadas en datos entrenados, pero carecen de la capacidad de pensamiento original y creativo necesario para desarrollar nuevas teorías científicas o soluciones innovadoras. Esto representa tanto un desafío como una oportunidad para mejorar los algoritmos de IA y entrenarlos de manera más efectiva, minimizando sesgos y mejorando su capacidad para manejar situaciones complejas.
Aunque la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar muchas profesiones de “cuello blanco”, su capacidad de reemplazar a los trabajadores humanos está limitada por la naturaleza de las tareas manuales y personalizadas. A la luz de los impresionantes avances de la IA en la generación de discursos convincentes, las aspiraciones posguerra de evitar los oficios manuales parecen ahora desfasadas. Y los mismos oficios más prácticos, se mantienen – por el momento – firmes frente a la automatización. Los padres de hoy podrían por ende aconsejar a sus hijos que se enfoquen en profesiones que requieran habilidades robustas: plomero, electricista, partera o jardinero.
Es irónico que 150 años después de las grandes revoluciones sociales en Europa, y debido a una revolución precisamente tecnológica, sean las clases obreras las que salgan reivindicadas en el mercado laboral, donde sus habilidades por el momento siguen siendo esenciales e irremplazables.
Autor
Catedrático de la universidad FOM, cuenta con casi 30 años de experiencia profesional en los mercados financieros y la aplicación de IA. Desde 2015 trabaja en varios proyectos con sus estudiantes para la industria alemana.
Filósofo, lingüista y músico austriaco, vive y trabaja en Nicaragua, donde enseña en distintas universidades y dirige la Fundación Casa de los Tres Mundos, un centro internacional de cultura.