Una región, todas las voces

L21

|

|

Leer en

La burguesía en el espejo de Bolsonaro

En su reciente y esclarecedor libro «O Brasil dobrou à direita: uma radiografía da eleição de Bolsonaro em 2018», mi colega Jairo Nicolau advierte que el actual presidente, antes de ser un fascista es, en realidad, un «líder popular de derecha» que no debe ser subestimado como tal. Cabe entonces preguntarse: ¿cuándo, en la historia de la república brasileña, la élite económica, los de «arriba», han tenido a su disposición un liderazgo popular y abiertamente derechista al frente del ejecutivo federal?

El mito de la tercera vía

¿Hay espacio real para una candidatura de «centroderecha democrática»? ¿Más aun teniendo en cuenta que el único contrapunto a Bolsonaro en el horizonte es el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, otro liderazgo popular de dirección contraria y no del todo fiable para los intereses de la élite? ¿Sería así inevitable la polarización política del país en 2022, pudiendo suponer alguna forma de ruptura institucional?

El argumento aquí es que los grandes bancos, fondos de inversión y grupos privados no estarán dispuestos, fácilmente, a renunciar a Bolsonaro. Las cartas de los empresarios por la democracia, incluida la desautorizada por la Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), no son convincentes y tampoco ocultan la total alineación de estos sectores propietarios con la agenda económica llevada a cabo por el exbanquero Paulo Guedes.

La burguesía sabe que tales agendas dependen no sólo del costoso apoyo del denominado «Centrão» —partidos sin orientación ideológica específica que se acercan al poder ejecutivo a cambio de privilegios a través de redes clientelares— en el Congreso, sino también de algún grado de respaldo popular. Una aceptación, o al menos resignación social, que el liderazgo de Bolsonaro ya ha demostrado ser capaz de proporcionar con su violenta e insidiosa retórica antisistema, a través de las redes sociales y los actos performativos.

No nos equivoquemos, la burguesía brasileña refleja el desprecio de Bolsonaro por la democracia. Sobre el carácter autoritario de nuestra burguesía, la literatura es abundante.

El gran, si no el mayor, sociólogo brasileño, Florestan Fernandes, ya identificó en su clásico «La revolución burguesa en Brasil» (1974), el carácter autocrático de la burguesía en su búsqueda de combinar «el desarrollo desigual interno y la dominación imperialista externa». Autocracia que se habría realizado plenamente, vía militarización y tecnocratización, durante la «Dictadura Militar-Corporativa» (1964-88). En palabras de Florestan, «si alguna vez hubo un ‘paraíso burgués’, ese paraíso existe en Brasil, al menos después de 1968».

¿Estaríamos viviendo una nueva fase del «paraíso burgués», iniciado con el Golpe de Estado de 2016, liderado por el entonces vicepresidente Michel Temer, un viejo zorro político que ahora se presenta como garante de una súbita conversión democrática de Bolsonaro?

La respuesta parece ser un sí rotundo. Sobre todo teniendo en cuenta su reforma laboral que hizo de la subcontratación la norma; la modificación del techo de gasto que estranguló el gasto público; la retirada de Petrobras como única operadora del presal; la reforma de las pensiones, ya bajo el mandato de Bolsonaro, que limita severamente el derecho a la jubilación; la autonomía del Banco Central, seguida de la creación de «depósitos voluntarios remunerados» para los bancos, reeditando el overnight; las privatizaciones en curso de Eletrobras, Correos y de las empresas estatales de saneamiento; y, también, la flexibilización, por no decir deconstrucción, de las políticas medioambientales.

El aumento de la polarización y las elecciones de 2022

Los avances y aparentes retrocesos de Bolsonaro en sus arrebatos antidemocráticos también señalan que proyecta, más allá de un golpe de Estado, llegar con fuerza a las elecciones de 2022, asegurando al menos una segunda vuelta. A sólo un año de las elecciones, las posibilidades de una destitución son cada vez más remotas, mientras que el avance de la vacunación y el retroceso de los casos y las muertes por Covid-19 tienden a favorecer un repunte económico el próximo año.

En efecto, la estrategia bolsonarista parece moverse hoy, por un lado, buscando ampliar su 20% de votantes fieles -no por casualidad el gobierno intenta por todos los medios garantizar recursos para el «Auxilio Brasil»; y, por otro, mostrándose confiable respecto a la cobarde y autocrática oligarquía financiera.

Parece que este tiende a ser el plan A de Bolsonaro: salir victorioso de una segunda vuelta, preferiblemente con Lula, apostando por la polarización. Una nueva ruptura democrática, como la ocurrida en 2016, entraría como plan B en caso de derrota en la segunda vuelta, en un entorno abiertamente conflictivo.

El tiempo para una candidatura de «centro» o «derecha democrática» también se está agotando, el espacio para ello tiende a cerrarse a raíz de la polarización política, lo que hace improbable una «alternativa» electoralmente viable. Aunque algunos sectores de los «de arriba» se acerquen a la candidatura de Lula, debe prevalecer la tentación de la élite de enterrar de una vez por todas cualquier perspectiva de conciliación con los «de abajo».

El escenario en el próximo periodo, por tanto, es de creciente polarización. La inclinación de la balanza política dependerá también de la capacidad del campo progresista para salir de la defensiva, yendo más allá del «fuera Bolsonaro» y siendo capaz de unir fuerzas en torno a un contrapunto convincente al ultraneoliberalismo actual. Retomar la bandera antisistema para apuntar menos a la clase política y más a sus amos, los dueños de los bancos financieros.

Por lo demás, si la izquierda y el centroizquierda no están a la altura de este desafío, siempre es bueno recordar que en política no hay espacios vacíos y el lugar de la «oposición» a Bolsonaro podría, en este caso, desplazarse al llamado «centroderecha democrático». Sería la primera vez, desde la redemocratización, que se produjera una falsa polarización; en este caso, más al gusto de la burguesía que del farsante e infame presidente.

Foto do Palácio do Planalto em Foter

Autor

Otros artículos del autor

Cientista Político. Profesor de la Univ. Federal del Estado de Rio de Janeiro (UNIRIO) y de la Pontifícia Universidad Católica de Rio de Janeiro. Coordinador del Instituto Mais Democracia. Doctor por IUPERJ (actual IESP/UERJ)

spot_img

Artículos relacionados

¿Quieres colaborar con L21?

Creemos en el libre flujo de información

Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo la licencia Creative Commons.

Etiquetado en:

COMPARTÍR
ESTE ARTÍCULO

Más artículos relacionados