Politólogo y Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Especializado en la sucesión del poder y la vicepresidencia en América Latina.
La obra con que Castillo pretende restaurar su maltrecho zanjón no es menor: ni más ni menos que una nueva Constitución. Pero al margen de sus dimensiones, el proyecto presenta de momento todas las características de una chapuza.
Esperar que una Marea Rosa nos salve es tan disparatado como esperar que lo haga una Azul o Gris. El problema consiste en esperar de esos Gobiernos la imposición de determinadas políticas, en lugar de esperar la consecución de acuerdos a largo plazo con el resto del arco político.
Cada vez que un político se llena la boca de democracia crecen las contradicciones. Algunos aspiran a saturar la palabra “democracia” con un contenido ético, despreocupándose de que eso implique vaciarla de contenido técnico-político.
Daniel Ortega confirmó el 25 de octubre que su compañera, Rosario Murillo, era oficialmente co-presidenta. Esta maniobra de Ortega liquida el cargo de vice, respaldado por la Constitución, por la historia y por el voto popular.