Cientista político. Profesor e investigador de la Universidad San Francisco Xavier (Sucre, Bolivia). Doctor en Ciencias Sociales con mención en Estudios Políticos por FLACSO-Ecuador.
De cara a las elecciones, una buena parte del poder se repartirá entre las tres facciones del MAS, cuyos principales líderes ven cómo sus opositores se destrozan y anulan mutuamente.
La promesa de la modernidad, de que la tecnología nos podía cambiar la vida y hacernos más felices y prósperos, está en crisis. Hoy contamos con información como nunca antes, pero nuestra comunicación y nuestro aprendizaje no han mejorado un ápice.
Las elecciones judiciales no despiertan expectativa porque la gente está persuadida de que, gane quien gane, la justicia no se hará más competente, más rápida y más honesta sino todo lo contrario.
Todo golpe necesita un cierto grado de aprobación de la ciudadanía para ser exitoso, un mínimo nivel de legitimidad del que la movida de Zúñiga carece.
Arce busca distanciarse del estilo populista de Morales con una estrategia de escasa aparición en los medios, proyectando una imagen ejecutiva y de trabajo.
El enfrentamiento entre Arce y Morales puede ser el inicio de un proceso de reconfiguración política que haga aparecer dos facciones del MAS ya como partidos políticos diferentes, más algún otro partido de oposición pero que no será competitivo.
El Grupo de Puebla se equivoca al creer que la crisis del progresismo es un mero asunto de unidad. La crisis tiene dos lastres que la están llevando al abismo: su obsesión por la perpetuación en el poder y la corrupción e ineficiencia estatal.
La inhabilitación de la reelección de Evo Morales por parte del Tribunal Constitucional Plurinacional ha ocasionado la furia del expresidente y hoy opositor, quien ha ordenado a sus seguidores bloquear caminos en varios puntos del país.