Cientista político. Profesor e investigador de la Universidad San Francisco Xavier (Sucre, Bolivia). Doctor en Ciencias Sociales con mención en Estudios Políticos por FLACSO-Ecuador.
La promesa de la modernidad, de que la tecnología nos podía cambiar la vida y hacernos más felices y prósperos, está en crisis. Hoy contamos con información como nunca antes, pero nuestra comunicación y nuestro aprendizaje no han mejorado un ápice.
Las elecciones judiciales no despiertan expectativa porque la gente está persuadida de que, gane quien gane, la justicia no se hará más competente, más rápida y más honesta sino todo lo contrario.
Todo golpe necesita un cierto grado de aprobación de la ciudadanía para ser exitoso, un mínimo nivel de legitimidad del que la movida de Zúñiga carece.
Arce busca distanciarse del estilo populista de Morales con una estrategia de escasa aparición en los medios, proyectando una imagen ejecutiva y de trabajo.
El enfrentamiento entre Arce y Morales puede ser el inicio de un proceso de reconfiguración política que haga aparecer dos facciones del MAS ya como partidos políticos diferentes, más algún otro partido de oposición pero que no será competitivo.
El Grupo de Puebla se equivoca al creer que la crisis del progresismo es un mero asunto de unidad. La crisis tiene dos lastres que la están llevando al abismo: su obsesión por la perpetuación en el poder y la corrupción e ineficiencia estatal.
La inhabilitación de la reelección de Evo Morales por parte del Tribunal Constitucional Plurinacional ha ocasionado la furia del expresidente y hoy opositor, quien ha ordenado a sus seguidores bloquear caminos en varios puntos del país.
Bolivia ha inaugurado el 2023 con una crisis política imprevista y sería errado pensar que la reacción en Santa Cruz solo tiene que ver con el encarcelamiento de Camacho. Es el detonante pero no la causa.
El historiador político James Bryce, afirmaba que no son las constituciones las que garantizan el funcionamiento político de un país, sino las reglas no escritas que prescriben el buen juicio a la hora de usar el poder.
En Bolivia la política no se presenta de la manera clásica como un enfrentamiento entre oficialismo y oposición, sino como una disputa entre facciones al interior del propio partido de gobierno, el MAS.