Desde hace mucho tiempo, Brasil y Estados Unidos practican el doble juego de ser aliados y competidores en la escena internacional pero la guerra en Ucrania ha aumentado las divergencias.
La implementación de la estrategia de América Latina hasta el momento no puede describirse de ninguna manera como un claro cambio de tendencia de la era Trump y sus duras prácticas.
A un año de la asunción el país ha retomado la estabilidad. Pero si bien la polarización extrema ha quedado relegada, la gestión de la nueva administración de la crisis sanitaria y la economía se han convertido en objeto de críticas del trumpismo.
Si la llamada restauración pasa por la insistencia en que la democracia es el mejor sistema político, esto sugiere que la administración Biden no descarta presionar a países latinoamericanos ni realizar intervenciones con el fin de “defender la democracia y los derechos humanos”.
Los Acuerdos de Cooperación sobre Asilo (ACA) fueron conocidos como “acuerdos de tercer país seguro”. Sin embargo, se trató de un eufemismo para apuntalar las políticas restrictivas y excluyentes del gobierno de Donald Trump respecto de los migrantes irregulares.
AMLO fue un trumpista de closet en las elecciones estadounidenses. Algunos explican la afinidad con Trump señalando que son almas políticas gemelas. No les falta razón. Ambos son populistas, demagogos, buscapleitos y sienten desprecio por la ciencia y las élites intelectuales.