Inexorablemente, el presidente salvadoreño Nayib Bukele se encamina con absoluta calma hacia su inconstitucional reelección ya que controla todo el aparato estatal, incluyendo los poderes legislativo y judicial.
En los últimos tiempos todos los gobiernos han representado, en mayor o menor medida, los intereses de una clase privilegiada de empresarios y políticos corruptos.
Para la numerosa oposición al Gobierno, este aparatoso despliegue es una nueva puesta en escena del presidente, muy adepto a los golpes de efecto que, si bien atraen las miradas, no garantizan una mejora en la situación de inseguridad
Ciertos especialistas y organizaciones locales consideran que este es un mecanismo concebido por poderes transnacionales para limitar la autonomía de la región.
Cada vez que aparece una nueva lista, por lo general, los nuevos integrantes son personajes de segunda o los llamados “idiotas útiles”, mientras que los ideólogos de los más variados actos de corrupción, no aparecen jamás.
Mascarillas, envases y todo tipo de desechos llegan, especialmente en la temporada de lluvias, a zonas costeras y turísticas de Honduras que han sido arrastradas por el río Motagua a lo largo del territorio guatemalteco.
La Corte Suprema de Justicia de Honduras nombró como juez para el caso a un magistrado muy relacionado con el entorno del expresidente y sus mañas judiciales para perseguir y silenciar a sus enemigos.
El Congreso aprobó una ley de amnistía para presos políticos, exiliados y perseguidos actividades contra las ilegalidades de los pasados gobiernos. Pero, un articulado no lo suficientemente claro, podría incluir en la amnistía a quienes han cometido actos de corrupción.