El escalamiento del conflicto requiere una respuesta firme y coordinada por parte de las autoridades colombianas que deben garantizar los derechos de las víctimas del conflicto armado.
La novedad de avance del sentimiento antiinmigrante contra los brasileños es que se produce en un país históricamente visto como culturalmente vinculado a Brasil.
Cuando el presidente Petro asumió el cargo en agosto de 2022, Colombia, aunque imperfecta, era reconocida y elogiada internacionalmente por sus esfuerzos para acoger a los venezolanos. Ahora ocurre lo contrario.
Desde una perspectiva de derechos humanos, lo que estamos presenciando en Estados Unidos es un profundo retroceso en la política de acogida de los migrantes, lo que pone de relieve el actual colapso de la hospitalidad cosmopolita liberal kantiana.
La burla elimina cualquier reflexión urgente que deberíamos tener sobre las deportaciones. Al final, la risa sólo expone nuestra indiferencia ante el dolor ajeno.