Suelen decir que nadie muere en la víspera… aunque en El Salvador de Nayib Bukele, parece que algunas muertes son tan oportunas que permiten dudar del dicho y pensar que alguien tuerce los destinos y adelanta sus finales.
Tres personajes íntimamente ligados a acciones poco claras del gobierno de Bukele, se transportaban el pasado 9 de septiembre junto a otras 6 víctimas, en un helicóptero que cayó en un sector de Pasaquina, La Unión. La aeronave cayó luego de haber recibido en la frontera El Amatillo al ex gerente general de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Santa Victoria (COSAVI), implicado en el desfalco de hasta 35 millones de dólares, Manuel Coto Barrientos. Coto fue entregado por las autoridades hondureñas, que lo habían apresado tras una alerta roja al intentar cruzar a Nicaragua. Las otras dos muertes oportunas para la administración de Bukele, son la del director de la Policía Nacional Civil, Mauricio Arriaza Chicas, y la del subdirector de Inteligencia Policial, Douglas Omar García Funes.
El financista que sabía demasiado
Manuel Alberto Coto Barrientos, ex presidente de la cooperativa COSAVI, era un mago de las finanzas, al punto que hizo desaparecer unos 35 millones de dólares de las arcas de esa institución. COSAVI está intervenida desde el mes de mayo de este año y bajo investigación de la Fiscalía por defraudación a la economía pública.
Si bien su pedido de captura internacional estuvo oficialmente fundamentado en la supuesta estafa, lo cierto es que este “genio” de las finanzas sabía demasiado respecto de las andanzas non sanctas de diputados y alcaldes del partido oficialista Nuevas Ideas, fundado por Bukele para acceder nuevamente a la presidencia con una sigla propia.
En un país como El Salvador, actualmente administrado por una familia y algunos compinches sin escrúpulos, tener cierta información suele ser peligroso. Y cuando estallan los escándalos, el peligro es aún mayor.
Un jefe policial con una oscura historia
El director de la Policía Nacional Civil, Mauricio Arriaza Chicas, fue durante años la cara visible de la represión desatada por el régimen de Bukele, amparada legalmente en el régimen de excepción, con el cual se justificaron y se justifican las atrocidades cometidas contra la población civil, involucrada o no, en actos delictivos.
Este era uno de los principales acusados por campesinos y ciudadanos pobres cuya inocencia no puede ser probada debido a un sistema judicial y policial corrompidos. Entre otras complicidades, se le acusa del homicidio de una mujer policía y una larga lista de violaciones a los Derechos Humanos, según organizaciones internacionales.
Con su fallecimiento, el presidente Bukele puede tomar aire sin riesgos de resfríos, pues puede señalar al jefe policial muerto como el único, o al menos principal, responsable de las capturas indiscriminadas, las corruptelas policiales, las torturas y las violaciones a los derechos de los detenidos, fueran o no culpables de algún delito.
Un policía con doble juego
Aunque el subdirector de Inteligencia Policial, Douglas Omar García Funes, fue entronizado en el cargo por Nayib Bukele, venía siendo observado por la DEA desde el gobierno de Elías Antonio Saca González (2004-2009), por sospechas de ser un activo protector de los carteles del narcotráfico, labor en la cual se valdría de elementos corruptos de la Unidad de Reacción Policial.
En este caso, el gobierno de Bukele se ha librado de un potencial chivo expiatorio en el hipotético caso de que a organismos internacionales se les ocurriera profundizar en las complicidades estatales con el negocio narco.
Muy buena suerte la del presidente Bukele, que, en un solo acto, ha visto desaparecer de su futuro, tres sombras que podían haberle generado problemas implicándolo, junto a gran parte de su círculo íntimo, con el narcotráfico y otros negocios poco claros. Un oportuno accidente que quite del camino a tres embarazosos compinches no se da todos los días, pero el presidente parece tener mucha suerte cuando se trata de mantener las impunidades.
Autor
Analista, comunicador y consultor independiente de organismos y organizaciones internacionales. Director nacional de Presagio Consulting Honduras.