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Putin y los cuatro latinos

Vladimir Putin tiene en América Latina cuatro aliados fundamentales, pero las relaciones de Rusia con Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, no están basadas, como se suele creer, en “lo ideológico”, sino en cuestiones económicas. No hay afinidad ideológica entre estos cuatro países y Putin. Lo que hay son intereses económicos y objetivos geopolíticos comunes, especialmente en sus posiciones frente a Estados Unidos.

En ciertos ámbitos periodísticos latinoamericanos se califica a Putin y su gobierno de izquierdista. Nada más ajeno a la verdad. El presidente ruso es un nacionalista y conservador que añora el poderío de la extinta Unión Soviética. No añora el comunismo ni el socialismo, sino el poder que la URSS ostentaba. Desde que es presidente, incluyendo el período en el cual colocó a Medvedev en su nombre, su objetivo ha sido siempre transformar a la Madre Patria rusa en la primera potencia mundial.

Desde los socios latinoamericanos…

Quienes sí siguen siendo fieles custodios de la ideología que los llevó al poder, aun con contradicciones, que, en definitiva, suelen ser la esencia de todo proceso político revolucionario, son los gobiernos de Bolivia y Cuba.

Por su parte, en Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega no conserva ni una pizca de los viejos ideales del sandinismo. Este gobierno, que en los úlimos años se ha centrado en encarcelar a los antiguos compañeros de armas y a cualquiera que se le oponga, mal puede considerarse heredero político-ideológico de quienes concretaron la revolución en los años 80.

En Venezuela, en tanto, el chavismo murió incluso antes del fallecimiento de su líder y creador. De aquello, hoy sólo queda una administración que sobrevive gracias a que sus enemigos son más incoherentes y tan corruptos como ellos. A Maduro y su régimen sólo le queda un discurso incoherente, luego de haber sepultado el Socialismo del Siglo XXI sin el más mínimo decoro. 

Por lo tanto, no podemos decir que exista afinidad ideológica entre estos cuatro países latinoamericanos y el gobierno de Putin. Pero, entonces, ¿por qué estos países apoyan decididamente a Rusia en el conflicto con Ucrania?

Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia priorizan, ante todo, su posición ante el enemigo común. Y queda claro que Estados Unidos está a la cabeza. Su historia intervencionista sigue pesando para estos gobernantes, por lo cual, ahí sí, terminan por coincidir en el apoyo a Putin.

Además, estos países latinoamericanos consideran a Rusia y China como aliados que podrían permitirles evadir las políticas estadounidenses de control económico y político. Ambos gigantes han desarrollado una política de alianzas, generalmente económico-financieras, que les han permitido consolidarse en los países de la región. Por ello, el apoyo político a las acciones rusas en Ucrania, se relaciona más con los intereses económicos y las necesidades financieras, que con afinidades supuestamente ideológicas.

Las relaciones con Rusia

Venezuela recibe apoyo económico de Rusia, pero, sobre todo, cuenta con un Putin que, explícitamente, ha manifestado su disposición a brindar ayuda militar, algo que Maduro y los suyos ven con muy buenos ojos, para mantener a Estados Unidos a raya.

Con respecto a Nicaragua, el régimen de Ortega está entrampado en el cerco estadounidense, que, sin embargo, no ha hecho ningún esfuerzo por quitar del medio al matrimonio Ortega-Murillo, quizás para evitar una nueva oleada migrante. Por lo pronto, para no irritar más a la Casa Blanca, hace poco más de un año Daniel Ortega le negó asilo al hondureño Juan Orlando Hernández. Y es que no es lo mismo dar refugio a un ex presidente acusado por corrupción, que a un ex mandatario catalogado como narcotraficante por Washington.

Sin embargo, la ayuda rusa le viene muy bien al matrimonio Ortega-Murillo, tanto en lo económico-financiero como en lo político. Rusia tiene variadas inversiones en Nicaragua que son verdaderas tablas de salvación para el régimen. De hecho, la única embajada rusa en Centroamérica está en Managua. 

En cuanto a Cuba, es sabido que hace un culto del secreto. No es fácil saber a ciencia cierta qué inversiones tiene Rusia en la isla, pero que son muchas y variadas nadie lo duda. Es que, para Rusia, el régimen cubano, ubicado a tan solo 90 millas de las costas de Florida, es una carta de presión importante, tal como lo fuera para la URSS durante la guerra fría.

Por último, si bien el gobierno boliviano no tiene afinidad ideológica con la Rusia de Putin, su alianza con Moscú le ha traido ventajas en el campo económico-financiero, pero, especialmente, en el campo de las relaciones internacionales, donde Rusia se ha mostrado solidario con las demandas bolivianas.

Como conclusión, podemos ver que no hay una identificación ideológica entre estos cuatro países y Putin. Lo que sí hay es una concordancia política que los une sin dubitaciones.

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Analista, comunicador y consultor independiente de organismos y organizaciones internacionales. Director nacional de Presagio Consulting Honduras.

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